Desde hace pocas fechas están a disposición de todo aquel interesado en la web de la Sociedad de Ciencias Aranzadi las miles de fotografías que Óscar Rodríguez, sociólogo jubilado, ha realizado desde hace diez años en las fosas y cunetas del país como valiosa colaboración voluntaria en la exhumación de las víctimas del franquismo, llevada a cabo por esa sociedad y la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. La primera vez que Óscar Rodríguez acudió a una exhumación -leemos hoy en Público- fue en las fosas comunes ubicadas en el Monte de La Pedraja, en Burgos. Era el mes de agosto del año 2010. Allí, en una de las mayores fosas comunes exhumadas de la Guerra Civil, aparecieron 45 cerebros conservados dentro de los cráneos de las víctimas y un corazón."Fui un luchador antifranquista -afirma-, pero jamás imaginé las dimensiones de la represión franquista y la cantidad de muertos que había en las cunetas", señala Rodríguez. Quiero dejar constancia en este DdA del magnífico trabajo realizado por Óscar, a cuya cámara debo la portada de mi libro La memoria nombrada (Ed. El viejo topo, 2018). La fotografía corresponde a las gafas de Abundio Andaluz, una de las víctimas, fusilado en Calatañazor (Soria) en agosto de 1936. Óscar Rodríguez es el fotógrafo de la memoria enterrada cuyos huesos y nombres merecen ser revelados.
DdA, XVII/4729
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