Félix Población
Siguiendo el discurso de Albert Rivera, que después de caducar
políticamente por inepto sigue hurgando en su descrédito con una mensajería tal
como palotear que el actual Gobierno se publicita con la llegada a España de la
vacuna contra el coronavirus, Casado también abunda en lo mismo, dando uno y
otro ejemplo de la desgracia que acompaña a su país con una derecha tan mísera
y también tan miserable de argumentos.
A ambos, al parecer, les ha molestado que el logo de Gobierno de
España figure en los contenedores que transportaron tan valiosa mercancía desde
Bélgica, como si a la mejor noticia del año hubiera también que ponerle reparos
de algún tipo porque el destinatario de la misma sea el que la había pedido,
aunque éste se excediera en las dimensiones de la pegatina.
Cuando todas las naciones del entorno europeo al que pertenecemos
están celebrando esa luz de esperanza, el lidercillo del Partido Popular no
ceja en sus críticas sistemáticas, alegando esta vez el exceso de propaganda
gubernamental que se está dando con la llegada de la vacuna a España, y
reprochando de paso al ejecutivo el sistema de distribución de las dosis.
Igualmente, la presidenta de la Comunidad de Madrid se sirvió de la
buena nueva en estas fechas cristianas de paz y amor que tanto la privan,
para quejarse por el reparto de las dosis en lo que atañe a su región, que le
parece bajo. Madrid recibirá, sin embargo, el 13,9 de las vacunas en España,
porque su población es el 13,8 de la que tiene el país. Similar reparto
poblacional es el que se ha hecho con el resto de comunidades autónomas.
Para colmar estas fatuas y falaces críticas, Pablo Casado tuvo la desvergüenza
de contraprogramar el pasado martes la comparecencia del presidente del
Gobierno haciendo balance del año con la suya propia ante los medios de
comunicación a la misma hora, algo que en ningún otro país de Europa podría
ocurrir ni creo que ocurra jamás. Eso,
además de mezquino por quien debería respetar al menos la escucha para
fundamentar los reproches, denota una impudicia personal y una carencia de
ética democrática notables, máxime cuando se dan las actuales circunstancias de
pandemia, que don Pablo siempre ha valorado como oportunidades para desgastar al Gobierno.
Mi amigo Goti del Sol, tan agudo como preciso en sus
observaciones, me comentó hace días lo de las vacunas tal como se podrían glosar
no pocos de los lamentables lances protagonizados por la derecha extrema en los
pasados doce meses, acuciada siempre por parecerse a la extrema derecha, con la
que compite temerariamente a confundirse: En aquel desventurado país la llegada
de la vacuna era motivo de confrontación política. El virus de la miseria moral
era muy poderoso y no se conocía antídoto.
*Si
pongo entre interrogantes el titular es por no negarme a la esperanza, aunque
todo parezca ir cada vez más en su contra.
**Publicado hoy también en La última hora
DdA, XVII/4719
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