miércoles, 6 de enero de 2021

LAS VACUNAS DE MADRID



Vicente Bernaldo de Quirós

Viendo en el canal público 24 horas una información sobre los sanitarios españoles en el extranjero, una enfermera que trabaja en Alemania hablaba de la calidad de su trabajo, de lo bien retribuida que se sentía y de la casi imposibilidad de volver a España para currar. El corresponsal en Berlín, el excelente periodista Miguel Ángel García, se interesó por las razones por las que desconfiaba de regresar a nuestro país laboralmente y ella contestó que el contrato que le ofrecían era de una sola jornada, lo que dejó atónito al presentador del informativo, a un servidor y me imagino que a todos los telespectadores.
   ¿Se les ocurre en que comunidad autónoma les ofrecían contratos de 24 horas a enfermeros, médicos, auxiliares y otras categorías del escalafón sanitario. Efectivamente, bingo. En Madrid, la región que gobierna el PP y más concretamente, su estrella fulgurante, Isabel Díaz Ayuso que considera que la sanidad debe ser un factor económico más que dé beneficios a sus amigos de los hospitales privados y menos un ejercicio saludable que cuide de la población española. Y en este caso, madrileña.
   Ya tenía noticias de la genuina temporalidad de los contratos en las comunidades de la derecha, pero me quedé de piedra cuando me enteré que en plena pandemia, con las necesidades acuciantes de pruebas y hospitalizaciones, la emperatriz de Lavapiés planteaba a los sanitarios contratos por una sola jornada. Sinceramente, desconozco el rendimiento profesional que puede ofrecer un médico durante tan solo 24 horas y que va a ocurrir cuando se le acabe la jornada. ¿Se le ampliará? ¿Se le mandaerá al paro?, ¿Se recomendará para un centro sanitario privado de los amigos de la presidenta? Chi lo sa
    No me negareis que el panorama no deja de tener bemoles. Medico por un día, que parece el título de una comedia italiana protagonizada por Alberto Sordi, y después si el enfermo tiene que volver días después, se encontrará con otro profesional de jornada reducida que le recetará algo que tendrá que ser examinada por un tercer doctor que se incorpore por 24 horas a la plantilla.
   Lo cierto es que cada maestrillo tiene su librillo para ponerle coto al coronavirus, pero el de Díaz Ayuso tiene su gracia. Donald Trump aconsejaba atacar el virus con lejía y la presidenta madrileña que oyó a alguien hablar de curas, lo interpretó como una necesidad de incorporar a sacerdotes y misas continuas a la lucha contra la pandemia. Las supersticiones personales son cosas de cada uno. Incluso puede ser posible inaugurar hospitales sin camas ni médicos como ocurre en Madrid con el Virgen de la Corrupción (antes Isabel Zendal).
   A uno no le extraña en absoluto que los mejores profesionales de todos los ámbitos se vayan de España para trabajar en países que les pagan decentemente y que valoran su formación laboral. Pero es curioso que en este país en el que nos quejamos de la fuga de cerebros no le pongamos remedio y aceptemos que unos descerebrados puedan plantear contratos de un día en tiempos en lo que se necesitan cada vez más numero de sanitarios, porque la situación así lo requiere.
   Vale más tomarlo a chanza que cortarse las venas metafóricamente con este modelo laboral que se permite en España y del que, lógicamente, los amigos empresarios se aprovechan legalmente y en ocasiones bordeando la legalidad. Las instituciones públicas deberían dar ejemplo, pero que nos podemos esperar de una responsable pública como Isabel Díaz Ayuso que reclama al Gobierno central más vacunas porque tiene pocas y solo inyecta al 6% de la población. ¿Qué hace con las que le sobran, las regala a la privada? No se lo puede creer nadie con dos dedos de frente.

    DdA, XVII/4722 

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