sábado, 2 de enero de 2021

LA PANDEMIA DE LAS ARMAS

 


Vicente Bernaldo de Quirós


Seguiremos hablado durante mucho tiempo del coronavirus y de sus consecuencias, a pesar de las vacunas que ya están en pleno funcionamiento a principios de este 2021 que acabamos de estrenar y continuaremos con las medidas de precaución aunque la pandemia disminuya o remita en algunas temporadas, quizás circunstancialmente o, como ya vaticinan algunos expertos, la Covid 19 se quedará para siempre entre nosotros como una gripe más fuerte de lo normal.
   Mientras en algunas partes del planeta, se siguen las recomendaciones de los científicos, en otras las opiniones de los expertos son omitidas y descartadas por los dirigentes políticos más obtusos de este mundo mundial.
   Ese el caso del todavía presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que ha demostrado una enorme irresponsabilidad en los innumerables contagios que se han desarrollado en ese país y de la gran cantidad de muertos, por pretender hacer creer al mundo entero que a la enfermedad se la combate con medidas económicas y con los métodos más excéntricos.
   Pero no solo no ha atendido como le demandaba la comunidad científica la lucha contra el coronavirus, sino que ha desviado presupuestos que deberían estar destinados a tal fin para otros objetivos nada comparables. Y en lo único que se parece a la pandemia es que matan. Como es el caso de las armas.
   Donald Trump ha destinado una gran cantidad de dinero público a facilitar la venta de armas a los ciudadanos de Estados Unidos flexibilizando o, simplemente eliminando, fórmulas que limitan la compraventa de pistolas y rifles en las armerías de esa nación.
   Es evidente que la presión y la influencia del lobby del armamento es una constante en la historia moderna del país de las barras y de las estrellas. Pero hasta ahora la Asociación Nacional del Rifle y sus secuaces comerciales no habían llegado tan lejos en la astronómica cifra de beneficios para sus intereses y sobre todo no se había materializado la permuta entre la salud y las vacunas y la compra de armas.
   Afortunadamente, Donald Trump empieza a ser el fin de la pesadilla de los estadounidenses de buena voluntad. Y aunque Joe Biden no es ningún referente revolucionario, al menos ya ha prometido luchar prioritariamente contra la Covid 19 y ha planteado partidas presupuestarias importantes a fin de cerrar el grifo de los contagios y de las muertes que en ese país alcanza cifras escandalosas.
   La venta de armas proseguirá a buen ritmo con el futuro presidente que toma posesión el 20 de enero, porque no es, ya lo dije, una persona que rompa moldes con las políticas de sus predecesores, pero, al menos, va a destinar importantes cantidades a parar esta sangría. Es solo un pequeño paso para el país, pero necesario para que otras naciones no sufran el terror de los contagios inútiles. Es de lo poco que se espera de Biden.     

     DdA, XVII/4718     

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