martes, 29 de diciembre de 2020

PELUQUERÍA DE LA HABANA: "LA BEBIDA ES LA ENEMIGA DE LOS PUEBLOS"

Fernando de Silva

Finalizada mi estancia en Trinidad, ciudad a la que tengo previsto volver cuando viaje de nuevo a Cuba para conocerla de forma más íntima y profunda, a las 8,15 horas del día 12 de febrero del 2016 tomo el autobús de Viazul, que como ya os comenté es el equivalente a nuestro ALSA. Llego a La Habana al mediodía, con tiempo para tomarme un pequeño descanso en la habitación que tengo reservada en la Casa Pablo Meneses, a la que vuelvo de nuevo para pasar una noche antes de viajar a Viñales.

A primera hora de la tarde ya que encuentro paseando de nuevo por las calles de La Habana Vieja, sin rumbo fijo, en busca de las sorpresas que me pueda encontrar. Por supuesto la cámara siempre está preparada para lo que puede surgir. Así son los viajes fotográficos, en los que debes de aprovechar al máximo en tiempo, muy distintos a los turismos en los que se descansa demasiado en la piscina de los hoteles, sin darnos cuenta que eso lo podemos hacer sin necesidad de cruzar el charco.
Al caer la tarde paso delante de una peluquería de caballeros, y desde la calle me fijo en los detalles tan particulares de la decoración y en la capa que protege al cliente, al que le está cortando el pelo. Me apasionan las peluquerías porque son un escaparate perfecto para profundizar en la idiosincrasia de un país, y de sus gentes. En mis archivos fotográficos conservo instantáneas de peluquerías de ambo sexos de prácticamente todos los países que visité.
Sin pensármelo dos veces, que es la mejor manera de no dudar, abro la puerta, me dirijo al peluquero, y le transmito mi intención de inmortalizar su negocio con una imagen que volará en unos días camino de España. Para mi sorpresa me dice que el supuesto cliente es realmente su hermano pequeño, a quien está acicalando para salir de juerga con sus amigos; es viernes, y la ocasión lo exige.
Ese día, después de cenar un sándwich, acompañado de un mojito, en una terraza cercana a la plaza de la Catedral, con música en directo, me retiro pronto. En la cocina de Casa Pablo Meneses me encuentro a su madre, llamada Dominga, con quien converso durante más de una hora, mientras su empleada Juanita hace la limpieza. La veo triste, y me cuenta los problemas que tiene con uno de sus hijos, que bebe alcohol en exceso. De esa conversación anoto unas frase brillante: “La bebida es la enemiga de los pueblos”.

DdA, XVI/4714

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