Félix Población
Parece que nadie -ni gobierno central, ni gobiernos regionales- se atreve a enfrentarse a las fiestas navideñas con las restricciones que sería menester, a juzgar por los efectos que la fiebre del consumo sazonado de luminarias y el puente de la Constitución pueden traer consigo en el número de contagios.
La grave situación en los países de nuestro entorno europeo también lo aconsejaría, pero donde más palpables son las consecuencias negativas por mor de las festividades es en Estados Unidos. Allí, transcurridas dos semanas desde la celebración del popular Día de Acción de Gracias, se está registrando un fallecimiento por coronavirus cada 35 segundos, con un número total de personas muertas desde el inicio de pandemia que supera las 300.000.
En medio de esta tragedia, quien va a dejar de estar al frente de ese país gracias a que los ciudadanos lo echaron recientemente por grotesco y fascistoide, ha tenido la desfachatada actitud de medio despedirse haciendo valer sus méritos porque esta semana se han empezado a administrar las primeras vacunas al personal sanitario. Hasta ese punto es posible la desvergüenza al frente del país que dicen es el más poderoso del planeta.
Conviene tener en cuenta tan mal ejemplo, señor Pedro Sánchez, cuando las jactancias por la mejoría actual de la situación sanitaria en España ante la incidencia del virus pueden ser pasajeras. También lo fueron en Alemania durante la primera ola y ahora tenemos a su enérgica canciller, en cooperación con todos los estados federados del país -eso sí-, aplicando las drásticas medidas que corresponden. Nadie en la oposición -eso también- la ha llamado bolivariana ni social-comunista.
¿No sería aconsejable cerrar comercialmente la Navidad, o es que preferimos una tercera oleada de muertes con tal de hacernos unos cuantos regalos, despreciando hasta tal punto el de la salud pública?
Léase@también: Los expertos piden cancelar las fiestas ante el aumento del virus (El País)
DdA, XVI/4703
No hay comentarios:
Publicar un comentario