Álvaro Noguera
Félix Población
Deberíamos suponer, a la
alturas del siglo en que andamos y luego de más de cuatro décadas de régimen
constitucional y democrático en las que no faltó un amago de golpe de Estado
aún en penumbra, que el pensamiento del ex juez Baltasar Garzón con respecto a
la mensajería electrónica propalada por un grupúsculo de ex militares y las
cartas de otros grupos de ex miembros de las Fuerzas Armadas al rey lo
comparten muchas otras personas de cierto renombre, vinculadas con el mundo de
la cultura, la ciencia, la docencia, las artes, el periodismo, etc.
Sin embargo, al día de hoy, y
después de haber sido este un país de manifiestos, sorprende que una carta
abierta o similar al Jefe del Estado, tal como la redactada y publicada por el
ex magistrado, no haya sido suscrita más que en solitario y no haya convocado
las adhesiones de cuantos se sienten llamados a defender los valores
democráticos ante declaraciones tan retrógradas y guerracivilistas como las que
esos sujetos sustentaron en sus escritos.
Por asuntos menores se hicieron
públicos otros manifiestos en el pasado, como es de recordar, pero nunca como
ahora en la historia de este país desde
1975 sería más necesario uno ante la
difusión de semejantes desatinos, propios del más negro fascismo y la más
ominosa historia de Europa, merecedores por lo tanto de una mayoritaria y
contundente repulsa.
Sería menester que el escrito
de Garzón u otro en línea similar encontrase el debido respaldo a nombre de los
que en el léxico de los manifiestos se llamaban "intelectuales y
artistas" -en representación de los 26 millones de personas que les sobran
a esos energúmenos, antes de que Felipe VI llegue a casa por Navidad.
Quizá así se sientan llamados quienes elaboren su discurso a dar una respuesta
digna y en consonancia con el fajín de capital general que ostenta desde el
verano de 2014, en calidad de jefe supremo de las Fuerzas Armadas.
Eludirla o ventilarla sin la rotundidad
debida -como me temo- sería acabar muy mal un muy mal año, que además de serlo
para la Corona en la persona del rey padre, lo está siendo para tantos miles de
ancianos que han fallecido por coronavirus en las residencias geriátricas sin
las atenciones médicas debidas, después de haber vivido una niñez en guerra y
una posguerra de miseria por gracia de quienes se levantaron contra el Gobierno
legítimamente elegido y dijeron hacerlo por Dios y por España.
De la misiva abierta del ex
juez a Felipe VI me quedo con este último párrafo, cuya lectura recomiendo
especialmente al independentismo catalán más neciamente airado: “Tal vez un
intento de golpe de Estado esté todavía lejos, pero hacia allá se
avanza cuando sujetos como estos se permiten actuar con descaro antidemocrático
contra un gobierno legítimo, más propio de los viejos tiempos en los que la
democracia estaba ausente. Y, como acuden a usted, en sus manos está
detener esta deriva fascista antes de que siga creciendo. Me cuento entre esos
26 millones de ciudadanas y ciudadanos que hemos sido amenazados y estamos
esperando su pronunciamiento. Majestad, dese por aludido”.
*Artículo publicado hoy en La última hora
DdA, XVI/4699
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