Jaime Richart
Debe saberlo el mundo 43 años después. Aunque
conociendo como conocen las naciones europeas a España, lo sabían y lo saben
pero nada podían hacer. Pero hagamos de la noticia retrasada una soflama.
Retumben ahora las campanas, ensordezcan las sirenas, escuchemos la estridencia
de todas las trompetas después de casi medio sigo, ya que el pueblo llano no
pudo tañer las primeras, hacer funcionar las segundas ni sonar las terceras
cuando correspondía...
Ahora están en primera fila, pero entonces los
cabecillas eran sus ascendientes en la sombra. El vacío de poder dejado por la
muerte del dictador lo ocuparon desde el primer momento los franquistas. Pues
franquistas, como cualquier familia bien avenida, fueron los que se hicieron cargo
de todo. Al pueblo le fue dada magnánimamente la receta, pues el pueblo no
estaba preparado para constituirse en contrapoder. Y la receta es la
Constitución precocinada y la Transición tramposa.
Los franquistas le dijeron por aquellos días
de diciembre de 1978 al pueblo llano: o la tomáis o la dejáis. Pero si no lo
tomáis y no lo dejáis, sabed que el ejército, que ahora más franquista que el
Franco de los últimos años, seguirá al frente de todos modos. La dictadura
adoptará ahora la forma de triunvirato compuesto por cada uno de los generales
de los tres ejércitos. Pero seguirá. De modo que os conviene aceptar esta
nuestra propuesta. Aquí tenéis la solución: una Constitución, que la hemos
hecho para todos, pero pensando sobre todo en vosotros y para preservarnos de
vuestras malas intenciones comunistas y separatistas. Vosotros, el pueblo de mierda que ni nos presentáis a
nadie con quien pactar, ni nosotros queremos que nos lo presentéis ni pactar
con nadie de los vuestros, no tenéis más derecho que el de la protesta, dentro
de unos límites. Porque no estamos ante un contrato social. Esto es un contrato
de adhesión. Como de adhesión es el contrato que firmáis con la empresa del
gas, del teléfono o de la luz. Porque ya sabéis que el ejército está con nosotros,
la justicia está con nosotros, la iglesia está con nosotros, todas las policías
están con nosotros. Esto es un simulacro. Sí. Aquí mandamos nosotros y sólo
nosotros seremos los que seguiremos mandando aunque a veces parezca que mandéis
vosotros. Esto será así mientras queramos. Lo único que habrá en lugar de las
Cortes franquistas, es un parlamento que dé apariencia de democracia al asunto.
La necesitamos para el simulacro y para recibir dinero de Europa...
Si
aceptáis de buen grado lo que os ofrecemos, permitiremos que un partido, un
solo partido, se alterne en las legislaturas con nosotros. Eso sí, siempre bajo
nuestra vigilancia. Para eso tenemos a todos los magistrados de los Tribunales.
Todos están de nuestro lado, principalmente, claro está, el Constitucional y el
Supremo.
Todo está pensado y bien pensado. Allá donde
hay una institución, nuestros mandos están allí. ¡Ah! lo olvidábamos: además de
los Tribunales están las Diputaciones para vigilar la integridad territorial de
la España una grande y libre que, sobre todo al principio tendrán mucho
predicamento. Y siempre estará ahí un funcionariado fiel a nosotros. Nosotros
iremos abriendo la mano a medida de que no os salgáis del marco que hemos
trazado. Vuestra oposición también forma parte del simulacro. El marco es un rey preparado para vosotros y una democracia que
tutelaremos nosotros. Nada intentar el más mínimo amago de separatismo y nada
de intentar pararnos los pies con eficacia. Por lo demás, ya tenéis una ley de
Amnistía que aprobasteis para reconciliarnos, pero bajo nuestro mando. Todo eso
es lo que nos confió y encargó nuestro
queridísimo
caudillo, eso es lo que
juramos y eso es lo que cumpliremos sin pestañear. Así es que esto es lo que
hay. ¡Hala!, a ratificar con vuestro voto esta Constitución que os damos: la
solución para España que no hubiérais podido siquiera imaginar y menos soñar...
DdA, XVI/4716
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