miércoles, 9 de diciembre de 2020

LA GRAVEDAD ES ALMEIDA

Félix Población

Como bien sabe el avisado lector, el alcalde Martínez Alemida, que lo es de la capital de este reino en declive donde a la extinción creciente de los juancarlistas la va sustituyendo la floración rampante de felipistas para que la Corona se mantenga sobre lo testa de los inviolables borbones -hagan lo que hagan-, fue tan del gusto de su jefe por su labia acomodaticia al libreto que lo nombró portavoz del Partido Popular. 

A las órdenes por lo tanto de la estrategia del PP desde que este país padece una pandemia mundial con resultados mejorables pero bastantes mejores en las últimas semanas que los que se dan en otros países de nuestro entorno, Almeida da a su voz toda la sal gruesa que propulsan las ventosidades de la extrema derecha sobre su partido, que desde que llamó ilégitimo y social-comunista al Gobierno de coalición no ha dejado de competir con los representantes de las ideologías más cerriles y retrógradas de Europa. 

En esa tónica hay que entender la malaventurada declaración del alcalde de Madrid y abanderado lumínico mayor del reino, considerando más grave -dónde va a parar, tú-  pactar los presupuestos generales del Estado con Esquerra Republicana y EH Bildu que la mensajería golpista de los militares retirados, incendiando las redes con una llamada al fusilamiento masivo. 

Que en esos presupuestos las dotaciones del Estado en educación, sanidad, investigación y dependencia se incrementen sobre los precedentes es peor sin duda para el portavoz de la derecha extremada que un delito de odio de la dimensión que comporta incitar a un revival de masacre dictatorial de carácter genocida.

Lo malo de esto, visto el real silencio  -sin que sepamos si se prolongará al discurso de Navidad-,  es que al día de hoy no tenemos la seguridad de que la Fiscalía vaya a actuar como corresponde o correspondería. ¿Por qué tendremos estas dudas en este país, aun formando parte de la Unión Europea y después de más de cuarenta años de democracia?

PS. Una nota para quienes bromean o ironizan sobre el particular: en España, por los padres y abuelos que nos precedieron (muchos de ellos muertos de abandono en las residencias estos meses), no se deberían consentir bajo ningún concepto manifestaciones como las glosadas, pero tampoco las humoradas sobre las mismas son recomendables, porque si se dan la primeras es porque quizá todavía seguimos sin superar lo peor de nuestra historia. Y esto último, que no es ninguna broma, ocurre porque no se ha hecho sin duda lo suficiente para ello a lo largo estas cuatro décadas.

      DdA, XVI/4693      

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