lunes, 14 de diciembre de 2020

LA EMOCIÓN DE MERKEL

 


Lazarillo

No sintonizo con la ideología de la canciller alemana Angela Merkel, pero hay circunstancias en las que una personalidad política como la suya, tantos años al frente de su país, rebasa lo ideológico e incide en lo que más debería afectarnos como seres humanos: la sensibilidad ante la tragedia que también está viviendo Alemania en las últimas semanas como consecuencia de coronavirus. Aque país había mentenido hasta hace poco una buena tendencia en el número de contagios y fallecidos en relación con otros de su entorno europeo, pero también allí, a pesar de contar con una sanidad pública mejor asistida que la nuestra, los últimos datos son significativamente alarmantes: más de veinte mil contagios en las últimas veinticuatro horas y 391 fallecidos, según el centro epidemiológico de referencia, algo menos que la cifra de muertes registrada el pasado viernes y el número de nuevos casos: casi 600 y cerca de treinta mil, respectivamente. Habrá quienes piensen que cuando Merkel compareció, tal como vemos, para llamar la atención públicamente sobre la grave incidencia del virus, la emoción que sacudió sus palabras tratando de evitar que esta sea la última Navidad con los abuelos fue un recurso escénico, pero si algo tiene la sensibilidad bien educada de los pueblos es saber discernir lo que hay de filfa y de verdad en una alocución  como la que dio la canciller. Desconozco si esas palabras y esa emoción van a tener sus efectos en el comportamiento más restrictivo de la ciudadanía alemana, pero este Lazarillo desearía para su país una emoción de igual carácter ante los riesgos que puede comportar la falta de respeto a las normas establecidas para celebrar las fiestas navideñas. Tengo la sensación de que una tercera ola va a ser insalvable ante la cerril actitud de no pocos conciudadanos.

Muy en contra de la actitud de Merkel, que al filo del retiro está en la cota más alta de su popularidad, el alcalde Canteli, que lo es de Oviedo gracias a la extrema derecha y Ciudadanos, hizo una llamada al "consumo responsable" y el resultado fue esta luminosa imagen de una de las calles comerciales de la ciudad estos días atrás, como si esos cientos de muertes diarias que se registran en el país no pesaran en la conciencia de los consumidores irresponsables y bastara una tímida mejoría en las cifras para que se acabara con las restricciones. La canciller Merkel y los jefes de los 16 ejecutivos regionales del país -todos a una y sin diferencias en un Estado federal- han decretado restricciones rigurosas, limitando la vida pública y la actividad económica hasta el próximo 10 de enero porque así lo exige la grave situación sanitaria. Podremos comparar, por lo tanto, los resultados que se den allí y aquí al término del periodo navideño.

    DdA, XVI/4700    

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