sábado, 19 de diciembre de 2020

EN UNA ESCUELA DE LA HABANA


Fernando de Silva

"Enseñar es lo más bello del mundo". Muy cerca de la ventana puede leerse esta frase. Estamos en una clase de primaria de la “Escuela Nacional Sergio Luis Ferriol”, en La Habana, en la que se cultiva el respeto al Che Guevara y su trayectoria.

Todo empezó así: antes de emprender el viaje, entre mis objetivos se encontraba visitar una escuela. Mis contactos me informaron sobre las enormes necesidades de material escolar, pero en especial de la carencia de lápices de memorias entre los profesores para disponer de copias de seguridad; disponían de ordenadores, muy obsoletos, pero no de medios para guardar la información. Y unos minutos antes de las 8 de la mañana del día 8 de febrero de 2016, junto con un lote de libretas, rotuladores y memorias USB, me encontraba a la puerta de la Escuela para ver entrar a los niños, entregar el material que llevaba y tratar de acceder a su interior. Todo resultó más fácil de lo previsto y, después de hablar con la directora, en unos minutos ya me encontraba dando una clase de fotografía a un grupo de niños de primaria.

Era una habitación pequeña, llena de mesas y sillas muy deterioradas y todas ellas diferentes, colocadas de una manera un tanto anárquica para que encajasen mejor, en la que un grupo de unos 20 niños atendían a su profesora con un enorme respeto. Mi presencia provocó una inicial algabaría, pero pronto se tranquilaron cuando les comencé a explicar la importancia de la fotografía para recordar la historia de un país, y cómo las imágenes de Fidel Castro y del Che Guevara podían ser observadas en las paredes de su colegio gracias a ella.

Después de unos diez minutos de clase improvisada, comenzó el reportaje fotográfico. Inicialmente les pedí que se imaginasen que no estaba presente y se pusiesen a trabajar, convirtiéndose la profesora en una interprete más de una escena teatral. Pero en un momento dado les pedí que mirasen para la cámara, y obtuve esta fotografía, tomada con un objeto de 15 mm (ojo de pez) para que en la imagen entrase toda la clase.

Fue una experiencia muy interesante y al mismo tiempo muy divertida. Nunca olvidaré a aquellos niños, de exquisita educación, tratándome con mucho respeto. Dos horas después casualmente los pude ver de nuevo en la calle, pero os lo cuento mañana, con otra imagen.

   DdA, XVI/4705   

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