viernes, 11 de diciembre de 2020

EL MAYOR TRAPERO



Vicente Bernaldo de Quirós

Contrariamente al deshonor del coronel que le persiguió con saña y cuyo nombre prefiero no escribir para no ensuciar el teclado de mi ordenador, el mayor Trapero, el jefe de los mossos d' esquadra, mantuvo siempre una dignidad a prueba de bomba y un elocuente silencio hasta que la Audiencia Nacional le absolvió de todas las injustas descalificaciones y delitos de los que se le acusaba y se reintegró a su puesto limpio de toda deshonestidad.
   Sería conveniente retrotraerse a los días posteriores al referéndum independentista catalán para poder escuchar y leer en los periódicos de la época, todas las barbaridades que se dijeron de este hombre, al que le llamaron de todo menos bonito partidos de la derecha, españolistas de medio pelo, incluso los diarios nacionales que, obviando la presunción de inocencia, por supuesto, le culparon de ser el responsable de todos los males y el culpable por omisión de que los catalanes pudieran llegar hasta las urnas.
   Pero no solo fueron los periódicos de la ultraderecha mediática los que se cebaron con el mayor Trapero, sino también los que se las daban de globales y neutrales que propiciaron una carrera de falsedades, mientras hacían campañas contra las fake news, que son su principal soporte ideológico.
   Las diatribas contra Trapero no iban solo dirigidas al jefe de los mossos, sino que tenían como misión deteriorar la imagen del cuerpo para lograr su desaparición, en base a la envidia por una fuerza de seguridad que fue mucho más eficaz que los otros dos cuerpos estatales en la lucha contra el yihadismo y, especialmente, en el esclarecimiento y resolución de los atentados de las Ramblas y Cambrils. Para tal fin, el Gobierno de la derechona envió allí al coronel innombrable  con mando en plaza para destituir a los policías honrados y vaciar de contenido el papel de los mossos y después... Dios diría.
   El mayor Trapero aguantó estoicamente las aberraciones de los enemigos de Cataluña y hasta renunció a reintegrarse en su puesto, cuando la Generalitat dejó de estar sometida al artículo 155 porque pretendía volver con todo el peso de la ley a su favor.
   Y así fue. Después de muchos meses de torturas ideológicas, el mayor Trapero fue absuelto por la Audiencia Nacional y quienes sugerían pruebas irrefutables de su culpabilidad anticonstitucional, se la tuvieron que envainar porque los jueces determinaron que el comportamiento del jefe de los mossos había sido exquisito y libre de toda mácula.
   Mientras, el sañudo perseguidor era destituido y cae sobre él la mancha de una supuesta mala fe a la hora de resolver situaciones policiales lo que, si se comprueba, será objeto de una imputación judicial. Para no ser como los enemigos del mayor Trapero, apelaré a la presunción de inocencia del coronel, para demostrar que no todos somos iguales, sin o que algunos somos mejores que otros. De lo que yo, por cierto, no tenía ninguna duda.   

     DdA, XVI/4696         

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