viernes, 25 de diciembre de 2020

EL DISCURSO PANDÉMICO DE FELIPE VI


Pablo Álvarez Fernández (PAF)

Acabo de leer íntegramente el discurso, por llamarlo de alguna manera, que escupió ayer Felipe VI y no salgo de mi asombro ante la capacidad que tienen los borbones para mear encima del pueblo sin que se les escape la risa.

El que aquí escribe es uno de esos 26 millones de hijos de puta fusilables a los que el mando supremo de las fuerzas armadas olvidó mencionar. De los que engrasan el fusil y afinan la puntería, tampoco dijo nada. Ni reproche, ni condena, ni llamamiento a defender la democracia. Son los suyos, ese fue el mensaje implícito. Él sabe que en una hipotética vuelta a "las diferencias y enfrentamientos", así se refirió a la dictadura que regó este país con la sangre de miles de inocentes, mantendría el trono, la corona y los privilegios que perdería en un sistema realmente democrático.

De su defensa a ultranza de los "valores" de esa constitución que los mantiene inviolables y de los principios éticos y morales que han permitido que su padre se exilie sin rendir cuentas a la justicia, después de haber saqueado "presuntamente" este país, no voy a decir nada porque los hechos hablan por si mismos.

El resto, paja y baboseo para jolgorio de su vasallaje.

Podríamos decir, sin miedo a equivocarnos ni pedir perdón como un emérito cualquiera, que fue un discurso pandémico. Distancia social con el pueblo, lavado de manos con los presuntos delitos de su estirpe, alcohol para embriagar a sus defensores y mascarilla y guante blanco para seguir parasitando.

   DdA, XVI//4710   

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