viernes, 20 de noviembre de 2020

LA MUERTE DE UN ALCATRAZ



Lazarillo

El alcatraz atlántico, una de las aves de mayor envergadura de cuantas surcan las costas de España, emprende la migración desde las Islas Británicas y Escandinavia y vuela miles de kilómetros hasta su destino en el golfo de Guinea. Es en el transcurso de esa larga travesía  cuando se los suele ver por nuestros cielos. Lo alargado y esbelto de su cuerpo se complementa con el poderío de su vuelo y con sus facultades para pescar peces de mediano tamaño mediante espectaculares caídas en picado sobre el mar. Este alcatraz de la playa de España de Villaviciosa (Asturias) no ha llegado este otoño a su destino. Pedro Pablo Valerio ha captado su imagen yerta sobre el roquedal de la citada playa y no podemos evitar, ante el derrumbe de su vida alada y viajera, un sentimiento de honda pesadumbre. Quizá el hecho de que estas criaturas sean sobre todo del aire, y en el aire tracen la admirable singladura de sus vidas, haga de su muerte en la tierra un final mucho más mortal. Como si con tantos miles de kilómetros  describiendo la belleza de sus surcos alados los alcatraces sólo merecieran ser enterrados en el cielo.

PS. Agradezco a Suso Fariña que para contrastar con la anterior imagen, hoy nos haya ofrecido esta otra de un alcatraz atlántico haciendo una plácida pausa sobre las aguas marinas. 

       DdA, XVI/4674         

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