¿JUAN CARLOS I EL GOLFO?

 

Paco Faraldo

Sucede que los ciudadanos comunes, cuando llega el momento de doblar la servilleta, no dejamos ninguna huella que merezca soportar la erosión del olvido y , en dos o tres generaciones, es como si nunca hubiéramos pasado por este valle de pandemias. Sin embargo un reducido número de humanos perdura en la memoria colectiva por diversos motivos, aunque estos no siempre sean dignos de admiración, y a esos les llamamos inmortales.

Entre ellos, los que merecen más aceptación popular son los que gozan de un apodo y, como la inmortalidad tira mucho, cualquier aspirante sueña con ser recordado con un sobrenombre, sea este positivo o negativo, porque lo importante es se acuerden de uno sea para bien o para mal.

Ahora nos encontramos en la coyuntura histórica de adjudicar un apodo al calamitoso personaje que huyó hacia oriente. Lo de “El Campechano” tuvo su momento pero, visto lo visto, se queda un pelín condescendiente y desluce junto a otros apodos mucho más rotundos como “el Cruel”, “ el Hermoso” o “La Loca” que adornaron a antecesores suyos. Urge encontrar algo que nos convenza a todos y, sobre todo, a él. De momento a mí no se me ocurre nada mejor que “El Golfo”, Juan Carlos I “El Golfo”. Pero seguro que hay algo mejor.

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DdA, XVI/4663