Félix Población
Una información publicada por
la agencia Neutral a primeros de julio cifraba en 19.284 el número de ancianos
fallecidos en las residencias y centros geriátricos durante la primera ola de
la pandemia. Eso supone el 68 por ciento del total de fallecidos por la
enfermedad en España, que entonces era de 28.330 personas.
Esa misma agencia solicitó en aquellas fechas a los gobiernos de las comunidades autónomas el porcentaje de
fallecidos en las residencias de carácter privado. Sólo respondieron a esa
cuestión seis de esos gobiernos (Galicia, Extremadura, Asturias, Baleares,
Cantabria y Canarias), cuyo porcentaje de fallecimientos por el virus de la
corona no llegaba al 5 por ciento. ¿Sabremos algún con certeza cuántos de
nuestros mayores perdieron la vida en esos centros?
Digo esto porque hasta hoy,
cuando llevamos ya varias semanas azotados por la tragedia de un número de
víctimas diarias en verdad alarmante, apenas si teníamos noticia de los efectos
que está causando la segunda oleada de la pandemia en residencias y
geriátricos. La SER nos ha despertado hoy con la noticia: 760 ancianos han muerto por coronavirus en los últimos siete días, del total de víctimas
mortales en el país (1.295). Desde hace meses se está observando que la mitad de los
fallecidos por la enfermedad en España están internados en residencias. De cada
diez personas que han muerto de COVID en la última semana, seis eran ancianos
residentes en esos centros.
Se está reproduciendo, por
tanto, la misma tragedia que se vivió la pasada primavera, con la agravante de
que si entonces la incidencia mortal de la pandemia sobrevino casi de
improviso, ahora se tenían sobrados motivos para posibilitar una mayor atención y prevención a un colectivo que de modo tan flagrante la sufrió hace apenas unos meses, tal como evidencian las cifras.
Estamos asistiendo a la segunda
parte de un auténtico geronticido. Se está dando en uno de los negocios más
lucrativos del país, pues se trata de un sector que movió el año pasado 4.500
millones de euros, con un 59 por ciento de residencias privadas (2.665 millones
al año) y un 30 por ciento de residencias concertadas (1.370 millones de
negocio). El sector público apenas representa el 11 por ciento. El 23 por
ciento del mercado está en manos de cinco grandes nombres: Domusvi (un gigante
francés que cuenta con 142 residencias y 25 centros de día en España, moviendo
más de 500 millones de euros al año), Orpea Ibérica (también de
capital francés), Grupo
Vitalia (controlado por el fondo de inversión CVC Capital
Partners), Ballesol y Sanitas.
Me ha extrañado que una noticia como la difundida por la SER, con resultar sumamente alarmante, no haya llegado a nosotros hasta ahora. La relaciono con el hecho de que Neutral no haya logrado en su día información sobre el número real de fallecidos en las residencias privadas de la mayoría de las comunidades autónomas. ¿Lo sabremos alguna vez, estando como están gestionadas para hacer el más pingüe posible de los negocios?
Léase@también: Ahora nuestro Irak son las residencias de ancianos, artículo publicado en elsaltodiario.com
DdA, XVI/4666
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