miércoles, 4 de noviembre de 2020

DESFILE MILITAR POR LA CALLE CORRIDA, JUNIO DE 1937

 


Félix Población

Critica el periodista madrileño Javier Bueno Bueno, director del diario socialista Avance tanto durante la etapa en que se editó en Oviedo -dando aliento y voz a la Revolución de Octubre- como durante los diez meses que se publicó en Gijón en el transcurso de la guerra, el afán presuntuoso y exhibicionista que guiaba a no pocos milicianos y militares republicanos a pasearse de uniforme por la calle Corrida de esta última ciudad, lugar habitual de paseo de mozas y mozos. Así lo podemos leer en alguno de sus artículos, cuando ocupaba el mismo despacho que luego heredaron el periodista Adeflor y Francisco Carrantoña como director del diario local El Comercio, cuyo viejo edificio casi se llega a ver en la fotografía.  Desconozco el carácter que puede tener el desfile militar de tropas que tuvo lugar el 1 de junio de 1937 por esa misma calle y que plasmó con sabia perspectiva aérea el gran fotógrafo gijonés Constantino Suárez (1899-1983). Por suerte para la historia de la ciudad y de Asturias, los casi 9.000 negativos de Suárez están depositados hoy en día en la fototeca del Museo del Pueblo de Asturias. Entre ellos se encuentra este de un día lluvioso  de primavera en el que las tropas republicanas desfilan procedentes quizá del puerto interior, en dirección a la Plaza de Pí y Margall, hoy Plaza del Carmen. Habida cuenta la escasa atención que le prestan los transeúntes bajo sus paraguas, es muy posible que fueran bastante frecuentes o rutinarios esos desfiles durante la guerra. Faltaban entonces poco más de tres meses para que otras tropas -las sublevadas- hicieran su entrada en la ciudad. La imagen que nos ha legado Suárez no es la de una población que se sienta protegida del avance que por el norte llevan a cabo los generales felones. Cuesta creer con esa fotografía que la fecha de la data sea casi estival, porque lo que sugiere tanta lluvia y ese contingente de militares en sombra, cuyo pasos rítmicos y marciales posiblemente sonaran a chapoteo sobre el asfalto, es la panorámica de una pequeña ciudad provinciana bajo una intemperie desapacible y fría, proclive a expectativas muy oscuras, tal como lo fueron en realidad para los defensores del régimen del 14 de abril, y quizá Constatino, magnífico reportero de la guerra en Asturias en su doble vertiente militar y civil,  quiso revelar así con el punto de mira de su cámara. No es la única de sus fotografías que por esos meses hace presagiar lo peor sin que para ello necesite una sola palabra.

     DdA, XVI/4657     

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