jueves, 22 de octubre de 2020

INDULTOS Y LUCHAS DE CLASE

 



Vicente Bernaldo de Quirós

Llevamos un tiempo debatiendo con el asunto de la concesión de indultos, como consecuencia de la repetición del mantra de determinados sectores de este país de que el actual Gobierno va a otorgar este beneficio penitenciario a los condenados por el sumario del procés, tratando de imponer su criterio ante el privilegio que tienen los ejecutivos para conceder el perdón a quienes consideren oportuno, aunque después esta decisión pueda ser objeto, como no podía ser de otra manera, de los reproches o de las alabanzas de los ciudadanos.
   La regulación del indulto en España data del último tercio del siglo XIX y fue utilizado por todos los gobiernos que han existido desde entonces con mayor o menor fortuna, pero que ha puesto de relieve que, al igual que en el conjunto de la sociedad, la tramitación de los indultos está trufada de desigualdades de clase, porque ha sido la derecha española, esa que tanto clama contra el perdón a los soberanistas, quien más ha utilizado este resorte para satisfacer a los suyos.
   Si echamos una mirada a las peticiones de indulto realizadas en el período democrático y a las concesiones de esta gracia, nos encontramos con que han sido los delincuentes de cuello blanco los más beneficiados por la suspensión de la condena, ya fuera traficantes de droga, banqueros corruptos y agentes de policía convictos de torturas y agresiones. Esta es la nómina de los indultados durante la etapa de Mariano Rajoy. Ya me direis si no es un contrasentido que digan sus herederos que lo que pretenden los integrantes del Gabinete de Pedro Sánchez es desvirtuar a la Justicia.
   Aquí en España, los indultos siempre han sido favorables a los más poderosos. Felipe González quiso aliviar la prisión al golpista general Armada; el ultraconservador José María Aznar sacó de la cárcel a Rafel Vera y José Barrionuevo, condenados por su pertenencia a los GAL, en grados de dirigentes, sin importarle que en su dura oposición a los socialistas tildase a esta banda de asesinos de criminales de la ley de la venganza. Y el propio José Luis Rodríguez Zapatero indultó a un banquero del Santander y además cuando ya había perdido las elecciones.
   A mí que un gobierno tenga el privilegio de conceder indultos no me parece especialmente mal, porque de esta forma pueden corregirse situaciones de injusticia contra personas que fueron condenadas y que los jueces no pudieron evitar que entrasen en la cárcel porque sería prevaricar.
   Uno de los indultos que más respaldo recibió de la opinión pública fue el de una mujer maltratada que, hastiada de las palizas de su marido, y en un acto de autodefensa, le quitó la vida. Los ciudadanos consideraron de ley que esta mujer fuera excarcelada para mitigar su situación personal. Y se rehabilitó perfectamente. Pero otros muchos no tuvieron el beneplácito de los españoles.
   No sé si al final se va a indultar o no a los presos del procés. Si el Gobierno quiere, puede hacerlo. Y ya ha empezado a tramitar las peticiones de indulto. Se dice que saldrán de la cárcel antes de Navidades, pero, ojo, porque si la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos se adelanta, a lo mejor a los separatistas catalanes no les va a hacer falta el indulto, porque todo hace suponer que serán absueltos. No sé lo que será mejor para el españolismo recalcitrante.

    DdA, XVI/4646    

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