El poder -tanto de un signo como de otro, tanto el político como el judicial, como de cualquier otra clase, y quienes lo representan están conspirando contra la población de todos los países. El teórico exceso de demografía mundial les está desbordando por el derrumbamiento del capitalismo que ya no es capaz de expansionarse más y ha muerto por implosión. Y entre los instrumentos de su conspiración está el contraataque. Ese llamar conspiraparanoicos, un "palabro" que alude a maniáticos, visionarios, esquizofrénicos, alucinados... que divulgan bulos, fakenews, etc en lo que colaboran precisamente los medios, aun los más progre- forma parte de la estrategia del "Poder". El mismo tono de alarma extrema que imprime siguiendo órdenes a su vez quien nos cuenta cada día en las televisiones el número de contagios por Comunidades, municipios, etc, es, tiene que ser, indudablemente intencionado e incompatible con la moderación y el buen sentido. Pues el tono debiera ser dramático, no progresivamente alarmista…
Siendo así que los "negacionistas" (otro palabro, “negacionista”, sólo aplicado a los desacreditados del "Holocausto"), no hacemos más que establecer hipótesis sobre lo que no es posible comprender a cualquier ciudadano que no sea acomodaticio o viva sumido en el aturdimiento. No pueden reprocharnos nada, pues "todavía" no hemos cometido ningún delito público ni político. Ni somos, formalmente, sediciosos, ni rebeldes, ni hemos ido a las barricadas. Nos limitamos a adelantarnos a una previsible censura severa en las Redes sociales y proclamar nuestra más absoluta desconfianza en los poderes públicos, y especialmente el poder médico-farmacéutico, que "adivinamos" colabora con el poder político y militar, lo mismo que estos cuentas con la complicidad del poder mediático... para instalar un autoritarismo mundial.
Porque lo que indica es que ven en mis
escritos un ataque hacia este gobierno, cuando siempre pongo de relieve que
entiendo que son todos los gobiernos del mundo los que se han visto obligados por
el poder médico-farmacéutico a comprometerse; poder al que no pueden oponerse
precisamente por su falta de argumentos médico-farmacéuticos.
DdA, XVI/4639
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