martes, 27 de octubre de 2020

BOLIVIA: LA RESISTENCIA INTELIGENTE

 


Vicente Bernaldo de Quirós

Quizá la razón más clara por la que Bolivia ha conseguido superar un golpe de Estado racista y conservador con una mayoría absoluta en las urnas tenga que ver con la inteligencia con la que han abordado la resistencia a los antidemócratas. Pero también la enorme mayoría de población indígena que ha sufrido durante el tiempo de la presidencia interina de Jeanine Añez, al igual que en otros períodos de la historia del país, la discriminación pura y dura del supremacismo blanco y la forma de superarla han sido factores influyentes en esta rotunda victoria.
   Es casi imposible salir de un golpe de Estado, en el que la nomenklatura trata de lavar el cerebro a sus súbditos, con un resultado electoral tan abrumador como el que se ha dado en Bolivia. No solo el candidato del partido de Evo Morales, Luis Arce, obtuvo mayoría absoluta (un 55%) , sino que lo hizo en la primera vuelta, relegando al derechista Carlos Mesa al 31% y al ultraderechista e independentista de Santa Cruz, Luis Fernando 'Macho' Camacho, el ideólogo del punch que hizo abandonar el país al fundador del Movimiento al Socialismo (MAS), con un 14%.
   Y si ha sido posible, las razones hay que buscarlas en la unidad sin fisuras entre los indígenas y la izquierda boliviana y su experiencia en afrontar las brutales ofensivas del capital y del neocolonialismo más extremo. Deberían tomar nota todos los actores de la política en La Paz, pero también en el alto plano, en Cochabamba, en Sucre, en Potosí y, sobre todo en Santa Cruz de la Sierra, y no solo para felicitar al gran vencedor.
      Y no solo por la resistencia que han sabido demostrar, sino también por el respaldo a una forma de entender la política, en la que la participación de las organizaciones sociales y del activismo partidario ha sido clave para un triunfo que ha hecho renacer la esperanza en toda América Latina.
   Porque casi como un efecto dominó, tras el gran triunfo de Luis Arce, Chile goleó a los partidarios de mantener la Constitución de Pinochet, con casi un 80% y en Ecuador, la resistencia inteligente de Rafael Correa le ha permitido superar el escollo de la Justicia de su país para formar parte del binomio presidencial a la jefatura del Estado.
   Como reza el dicho, quien resiste gana, y el Gobierno bolivariano de Venezuela ha aguantado la brutal presión de los poderes mediáticos y de Estados Unidos para, no solo mantener su carrera a una nueva reelección de Nicolás Maduro, sino que su perspicacia ha gestado la división en las filas de la derecha opositora, hasta el punto de dejar descolocado a Juan Guaidó, el autodenominado presidente encargado que ha quedado debilitado con la maniobra del Ejecutivo venezolano.
   Bastó con un indulto a gran parte de los opositores venezolanos y al propio Henrique Capriles para que éste se decidiera a presentarse a las elecciones del 6 de diciembre dejando con un palmo de narices a Guaidó que abogaba por la no presentación de las elecciones para no legitimar a Maduro. Esta división y la mirada hacia otro lado para que Lepoldo López, el otro líder junto a Guaidó de Voluntad Popular, se fuera de la embajada española en Caracas puede entenderse como un golpe maestro de los bolivarianos para romper en mil pedazos la débil oposición de la derecha que solo espera que Estados Unidos invada el país (lo que está bastante crudo) o que los militares venezolanos se subleven, (lo que  viene a ser lo mismo). Es la resistencia inteligente contra la que no lo es.

     DdA, XVI/4651     

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