viernes, 4 de septiembre de 2020

POR FIN SE PROHIBIRÁ EL LATROCINIO DEL 902




Rafael Quirós

6 veces, 6, me llegó por wasap esta foto, de otros tantos remitentes, en las últimas horas. Corre desde anoche por las redes como la pólvora, abonando el mito de la eficacia (alemana) frente a la negligencia (española). Aunque mirándolo bien, difundir esa hilera de futbolistas como evidencia de algo sólo prueba nuestro proverbial complejo de inferioridad: nada más acabaron de sonar esos himnos, los precavidos de blanco y los prietos de rojo se mezclaron durante hora y media para jadearse de cerca los unos a los otros, hicieron piña ambos bandos para festejar sendos goles y ni el trío de verde y negro respetó la distancia de seguridad.
No, la noticia del día no eran once alemanes oyendo música con el protocolo antivirus. Tampoco un bar que cerró no sé dónde por amenaza de brote, ni siquiera ese pedazo de fusión de antiguas cajas de ahorros (las públicas, como recordarán) que incita a preguntar tímidamente por los 20.000 millones de euros de cuando lo de Bankia (en Holanda, los bancos devolvieron al Estado hará un lustro todo el dinero de los rescates, pero allí son gente rara).
La noticia de anoche, como para empezar a mandar wasap y no parar hasta el lunes, era que Consumo prohibirá por ley los teléfonos 902, ese latrocinio consentido de la tarificación adicional con la que bancos y cajas, eléctricas y telefónicas y un largo etcétera de empresas de servicios vienen esquilmando a la ciudadanía desprevenida.
Un par de frenos más a la colección vigente de abusos institucionalizados (que misteriosamente no entra nunca en las escaletas de los noticiarios) y el ministro Garzón se habrá ganado la renovación. Con rima y todo.

      DdA, XVI/4602     

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