jueves, 3 de septiembre de 2020

"NORMAL PEOPLE" Y LA NORMALIZACIÓN DEL AMOR TÓXICO



Alicia Población

Todas las críticas que he oído o leído acerca de la serie “Normal people” han sido, en buena medida, para elogiar cuán bien tratada está una historia de amor acorde con las de nuestro tiempo. La serie, un drama irlandés dirigido por Lenny Abrahamson y Hettie Macdonald, cuenta, efectivamente, el romance entre una chica y un chico, Daisy Edgar-Jones y Paul Mescal, que se conocen desde el instituto, en un pequeño pueblo de Irlanda, y narra en capítulos de treinta minutos cómo evolucionan hasta la madurez.Lo primero que me llamó la atención fue el título de la serie. “Gente normal”, quizá pretende hacernos empatizar con los personajes y sus sentimientos de frustración y pasión entremezclados con una buena dosis de sufrimiento. Todo ello a causa de un amor no reconocido o mal entendido. Quizá se podría empatizar con sentimientos así en una etapa de adolescencia, en la que las hormonas tampoco ayudan a asentarse emocionalmente. Sin embargo, el hecho de que desde el primer momento el protagonista masculino se  avergüenza de la chica que, supuestamente, le gusta, y no quiera que sus amigos sepan acerca de su relación marca una carencia de respeto que no me parece en ningún caso un buen comienzo para ninguna historia de amor. 
Empezando por ahí la serie va sumiéndose en una espiral que convierte el amor, que pintan como el verdadero, en un auténtico mar de lágrimas. No me gustaría pensar que la mayor parte de la gente, la gente normal, vive el amor de la manera en la que lo representa esta serie, como un conglomerado de desventuras que viven los protagonistas, ahogados por sus propios sentimientos e incapaces de decirse, ni a sí mismos, lo que sienten. La serie convierte el amor en un verdadero drama tóxico lleno de inseguridades provocadas, en su gran mayoría, por una falta de entendimiento con la persona amada. No se puede vestir el misterio y la seducción de incomunicación ¿Podría estar el fallo en entender el amor precisamente como un drama en el peor sentido de la palabra? ¿Qué clase de amor es el que se entiende ahora como “normal”? ¿De verdad es lo que trata de plasmar esta serie?
Quiero pensar que la adaptación de la novela de Sally Rooney pretende hacer una crítica de las relaciones tóxicas y faltas de respeto y comunicación, partes esenciales y fundamentales, desde mi forma de verlo, en cualquier relación humana sana, y que pretende poner ante nuestras narices lo importante que es quererse de frente, a la cara y sin miedos. Sin embargo lo que se escucha de la crítica es lo contrario. “De las mejores historias de amor de nuestro tiempo”, leo. Hoy en día todos sabríamos distinguir que Titanic, Romeo y Julieta o Pretty Woman, a pesar de ser clásicos, plasman un amor no igualitario y tóxico en todos los sentidos. Lo que me preocupa es que ante este tipo de series no se distinga en la misma medida la manera en que se representa lo que significa amar, como si la normalidad fuera que el amor tuviera que doler, que hacerte sufrir y ser irremediablemente nocivo.
Quizá esté yo fuera de la normalidad cuando creo firmemente que el amor no es eso, o al menos que no debe serlo. Tampoco creo que debamos renegar del dolor, que está ahí y hay que tenerlo presente, pero se trata de trabajar para que desaparezca, y de no aceptar de base que si te enamoras de alguien ello implique como principio indiscutible el sufrimiento y el sacrificio constante. 
Se trata de buscar el consenso, de querer entenderse, eso es el amor y para eso lo principal e ineludible es la comunicación, que es de lo que principalmente carecen los protagonistas de esta serie. 
No nos hagamos yonquis de un amor tóxico que no debería entenderse en ningún momento como normalidad.

      DdA, XVI/4601     

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