Un tipo que da muy bien patadas a un balón, del que se dice que es el mejor futbolista del mundo, multimillonario por eso, y que aun así o por eso trató de defraudar a la hacienda pública española -siendo festejado a la entrada y salida de los tribunales-, anuncia que se va del equipo en el que se gestó su profesionalidad desde la adolescencia. Algunos informativos dan al hecho carácter de noticia del día. Esto ocurre mientras el fantasma predecible de una segunda ola de la pandemia del COVID 19, que ha causado más de cuarenta mil fallecimientos, se asoma en el horizonte inmediato con una oposición política cuyo único objeto es servirse de esa grave circunstancia histórica para desgastar el Gobierno de la nación, tal como hizo mientras morían centenares de conciudadanos cada día meses atrás. Esto ocurre mientras una panda de energúmenos, vinculada con uno de esos partidos de la oposición, no deja asediar y acosar desde hace casi cuatro meses a dos representantes de Gobierno, sin que nada ni nadie lo evite y algunos políticos hasta la justifiquen. Esto ocurre mientras el anterior Jefe del Estado se va de España, después de que la justicia de otro país y no la del que fue rey inviolable, lo investigue por una serie de supuestos delitos que ponen en cuestión la integridad ya dañada de la propia Corona. Nadie sabe lo que dará de sí el oscuro y azaroso otoño que tenemos por delante, pero lo cierto es que, ante lo descrito y lo por venir, hacer de la marcha de Messi del Barcelona C.F. la noticia del día no se nos debería olvidar. Asco y vergüenza es poco para decir lo que siento.
DdA, XVI/4593
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