jueves, 20 de agosto de 2020

EL MANIFIESTO DE LOS FÓSILES Y LA MINISTRA DEL TANQUE


A propósito del texto suscrito por Paco Faraldo, este Lazarillo se pregunta por qué razón el expresidente del Gobierno, Felipe González, no está entre los firmantes del manifiesto en apoyo del rey emérito, como tampoco están los demás expresidentes, sobre todo Aznar y Rajoy. Sí encontramos al exvicepresidente Alfonso Guerra, quien ha dicho que Juan Carlos I no puede pasar a la historia en las páginas de sucesos, como si eso pudiera depender de don Alfonso, el del hermano corrupto (por él empezó todo). En cuanto a la actual ministra del Tanque, vale con lo dicho por Paco, aunque yo añadiría al de insolidaria el calificativo de cobarde. Volviendo al manifiesto,"hay que subrayar que el origen de las sospechas sobre la conducta de D. Juan Carlos de Borbón procede de la Casa Real, de un comunicado de su hijo el Rey Felipe VI. Parecen no haberlo tenido en cuenta los exministros y exembajadores y demás ex altos cargos que acaban de hacer público un manifiesto sobre el Rey emérito", dice hoy en su artículo de ELDIARIO.ES Javier Pérez Royo

Paco Faraldo

La verdad es que los nombres de los firmantes del homenaje al Emérito no traen grandes sorpresas. En creativa promiscuidad aparecen allí algunas jóvenes promesas junto a insignes fósiles como Alfonso Guerra, franquistas reclamados por la justicia como Martín Villa, meapilas notorios como Francisco Vázquez, chulaponas escurridizas como Esperanza Aguirre y una larga fila de secundarios que no desperdician la ocasión de recordarnos que existen, que están ahí, que todavía pueden ofrecer algún servicio a la causa.
El caso de Alfonso Guerra es particularmente llamativo. Don Alfonso es un auténtico titán de la política, un coleccionista de records, entre los que se cuentan haber sido simultáneamente el diputado con más años en el escaño (37) y el de más ausencias a las sesiones parlamentarias. No debe estar muy cansado, por lo tanto, y no pierde ocasión de asomar la cabeza siempre que la coyuntura lo permite para ilustrarnos con sus ponderadas reflexiones. Ahora, por ejemplo, concede entrevistas y aporta su opinión sobre las bondades del monarca fugado y su sucesor en el trono, aprovechando al tiempo su regreso a los palcos para derramar unas gotas de mala baba sobre el secretario general de su partido y el malvado vicepresidente de su gobierno.
Por otra parte, las peripecias del monarca itinerante sirven para que los súbditos conozcamos mejor a algunos e nuestros gobernantes, especialmente a los que ocupan o han ocupado la cartera ahora llamada de Defensa; es curioso que todos los y las agraciados con el cargo son personas que, nada màs tomar posesiòn, sufrieron un sùbito ataque de fervor castrense, se adhirieron de inmediato a la retórica militar y enfundados en el caqui reglamentario experimentaron profundas transformaciones psicológicas. Pienso en episodios bastante chuscos protagonizados por Serra, Trillo, Bono, Chacón, Cospedal, entre otros. Tampoco la actual ministra del Tanque, es ajena a este influjo hormonal y espeso que viene de los cuarteles y le hace soltar enormidades que algunos de sus uniformados aplaudirían a rabiar. Ser ministra y no mostrarse solidaria, sino más bien todo lo contrario, con un compañero de gobierno que sufre un acoso condenable desde cualquier punto de vista, dice muy poco en favor de la ecuanimidad de la antigua jueza, por ejemplo.

   DdA, XVI/4587   

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