Lazarillo
Desconozco si la decisión unilateral de la Conferencia Episcopal de celebrar una misa funeral por las víctimas del virus de la corona en una fecha como la de ayer, obedeció a la coincidencia de que el presidente del Gobierno estuviera en Portugal. Lo cierto es que, con los reyes, princesa e infanta, estuvieron en el acto la vicepresidenta Carmen Calvo, las presidentas del Congreso y el Senado, y otras altos representantes del Estado. Fue muy de notar a ausencia del rey emérito, que muy pocos de los medios de información hacen notar hoy en sus informaciones, cuando se mantiene de viva actualidad el presunto delito por blanqueo de capitales que pesa sobre Juan Carlos I (El gestor de la fortuna de Juan Carlos I al fiscal suizo: "Que yo sepa, el rey emérito no ha pagado al fisco"). También llama la atención, junto a esa ausencia, la de los familiares de las víctimas, si se tiene en cuenta que solo han asistido a la ceremonia, oficiada en la catedral de La Almudena por 32 obispos, un total de 70 personas. En las crónicas leo que el cardenal Osoro en su homilía llamó la atención sobre el sectarismo y la crispación, por lo que bien podría interpretarse su prédica como una autocrítica, si se tiene en cuenta que de uno y otra se nutren algunos medios dependientes de la obispalía. El virus de la corona obligó a todos los asistentes a llevar mascarilla, tal como apreciamos en la singular imagen.
DdA, XVI/4552
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