martes, 23 de junio de 2020

LO QUE DICE LA SER ES O NO ES, DEPENDE


Juan Tortosa

Desde Parménides hasta los filósofos de nuestros días pasando por William Shakespeare, el ser o no ser ha sido siempre la cuestión. Si cualquiera de los filósofos o literatos que han trabajado sobre esta idea levantaran la cabeza y escucharan el anuncio promocional que la Cadena Ser está emitiendo estos días, probablemente los retaría a duelo. Por osados… y por inexactos.
“Lo que dice la Ser, es”, ¿pero cómo se atreven?
Lo que dice… ¿cuándo, en los programas deportivos, en los musicales? Porque en los informativos y en el 'Hoy por Hoy' mienten más que hablan.
Que  el acróstico de la Sociedad Española de Radiodifusión coincida con la tercera persona del singular del presente de indicativo del verbo ser no creo que pueda autorizar a prostituir una frase que marca la historia del pensamiento.
Todo aquel que preste sus oídos generosamente a la Verdad, sabrá de modo inmediato que el Ser es y que además se hace imposible que no sea”, decía Parménides. Traducción: “El Ser es; el no Ser no Es”.
Resulta irónico comprobar cómo, tras la autopromo en las desconexiones publicitarias, el programa de Ángels Barceló sostenía que las residencias de ancianos eran competencia de Pablo Iglesias durante el estado de alarma cuando ellos saben perfectamente que eso es mentira.
O escuchar a tertulianos afirmar con el mayor de los desahogos que el gobierno promulga leyes pensando sólo en su electorado, cuando decisiones con el Ingreso Mínimo Vital, el aumento del salario mínimo, los ERTES o las ayudas a autónomos claramente favorecen a los más humildes y a un segmento de ciudadanía de a pie donde la ultraderecha busca votos aprovechándose de su miedo, o de su falta de información.
Llueve sobre mojado porque no paran. Ya el verano pasado, durante una entrevista a finales de agosto, se le insistió varias veces a Iglesias en que Podemos había actuado en las negociaciones para llegar a un acuerdo de gobierno como no lo había hecho. Y todo porque el entrevistador, durante la emisión en directo, recibía mensajes de miembros del aparato socialista asegurándole algo que no era verdad.
Lo que dice la Ser, es.
Pues mire usted, pues no.
El anuncio juega además con la buena voluntad de quien lo escucha. He ganado apuestas a amigos que aseguraban haber oído “Lo que dice la Ser, es verdad”. Y, mire usted por dónde, el término “verdad” no aparece en el spot. No aparece porque sus autores saben que eso habría sido pasarse varios pueblos. El oído es benévolo y añade lo que más favorece a los intereses de quien deja una frase colgada para que así tu subconsciente, propenso a ser generoso, tienda a escuchar la mejor versión de lo que no has dicho.
Solo desde una actitud chulesca y prepotente se puede apostar por una cuña publicitaria así, con ecos en el planteamiento asertivo de la filosofía griega. Es un insulto a la inteligencia  del oyente porque ¿acaso no sabe la Ser que, dado el desestabilizador y ultraderechista enfoque de la mayoría de las radios españolas, hasta ahora lo menos malo eran ellos? Hasta ahora, porque esa consideración no los puede llevar a tomarle el pelo a quienes todavía los escuchan, sabedores de que, a pesar de su cada día mayor desprejuicio, el resto de las emisoras generalistas de cobertura nacional serán todavía más tendenciosas, más manipuladoras y menos respetuosas con la verdad que ellos. Puestos a ser desahogados podían haber sido más coloquiales y menos filosóficos, y apostar directamente por: Si lo dice la Ser... va a misa. Si lo dice la Ser, punto pelota. Si lo dice la Ser, no hay más que hablar
Ya que le echan cara, podían haberle añadido un poquito de sentido del humor. Claro que a lo mejor lo han hecho y el Si lo dice la Ser, es” está en la línea de los gags promocionales de Pura y Marco Antonio, dos de los personajes a los que da voz Juan Carlos Ortega.

La última hora DdA, XVI/5437

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