viernes, 3 de julio de 2020

HAY QUE LEGISLAR EN APOYO DEL COMERCIO DE PROXIMIDAD

Vicente Bernaldo de Quirós
Cuando Calderón de la Barca escribió 'La vida es sueño' no se imaginaba ni por asomo que se crearía El Corte Inglés y lógicamente sus versos no podrían inspirarse en las construcciones de Ramón Areces ni de los efectos de las grandes superficies.
Sin embargo, y ahí está el milagro de la poesía, las quejas de los directivos de la multinacional sobre los efectos perversos de la influencia de Amazon en la cuenta de resultados viene como anillo al dedo para examinar las razones de estos lamentos.
 'Cuentan de un sabio que un día, tan pobre y mísero estaba que solo se sustentaba con las hierbas que cogía. Habrá otro, entre sí, decía, más pobre y triste que yo, y cuando el rostro volvió...etcétera" dice 'La vida es sueño', lo que le queda como un guante a El Corte Inglés si viera lo que recogen como rendimiento económico pequeños y medianos comercios que no pueden competir con este gigante. Y mucho menos con Amazon.
Puede explicarse también con refranes: a todo cerdo le llega su San Martín o el que al cielo escupe en la cara le cae. Digo, por tanto, que las estrategias comerciales para desembarazarse de una competencia más débil tienen su propio efecto boomerang y le pueden caer a uno en plena crisis y sin bragas.
El Corte Inglés basó sus técnicas de venta en abaratar las compras por hacerlas en grandes cantidades y así lo que en las tiendas de barrio o en las pequeñas superficies, un producto podría costar diez euros, por ejemplo y para poder pagar costes y tener ligeros beneficios, en los establecimientos que controlan los herederos de Isidoro Alvarez, estos mismos productos son rentables si se venden a cinco euros. Y es que los negocios familiares no pueden competir en compras ni en precios.
Ahora llega Amazon y da otra vuelta de tuerca a la situación, con el añadido de que son ahora las multinacionales las que experimentan esta competencia desleal. Claro, además las empresas de reparto a domicilio no tienen gastos en personal y pueden ofrecer más barato, si cabe.
No soy cliente de Amazon y no tengo la intención de serlo, pero es que esa estrategia de venta le permite obtener fuertes réditos económicos, con escasa inversión. Lo mismo que en su día sucedió con El Corte Inglés.
Pedir ayudas al Gobierno cuando uno está perdiendo el partido es complicado Y dice poco de la coherencia de quien se lamenta. Pero es verdad que es absolutamente imprescindible legislar en apoyo del comercio de proximidad y ponerle trabas a aquellos que en aras de la competencia se creen que en economía todo vale, si la cuenta de resultados es adecuada.
Y legislar, ¿cómo? Pues sencilla beneficios fiscales para quienes menos posibilidades tienen de competir y subidón de impuestos a los más ricos de las galerías comerciales. Incentivar entre los consumidores a las pequeñas tiendas y dificultar con fórmulas legales, pero progresivas, a los que ganan mucho dinero y lo invierten fuera. Al menos, el dinero de los pequeños negocios, cuando lo hay, se queda en el pueblo. A mi ese factor me parece fundamental a la hora de elegir dónde compro. Y lo tengo en cuenta.
      DdA, XVI/4548     

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