Félix Población
Hay unas posibles elecciones autonómicas pendientes en
Cataluña y otras que en su día se pospusieron en el País Vasco. Llegados a la prolongación una
vez más del estado de alarma -porque así lo aconsejan los expertos-,
Esquerra Republicana de Cataluña va a votar en contra del Gobierno. Para este partido
el estado de alarma no es el mecanismo adecuado, pues considera que la
centralización fue un error, leo en eldiario.es. ("O paramos el país o no habrá país que levantar", dijo Rufián hace un mes).
El PNV también exige que el renovado estado de alarma incluya un
mecanismo de pacto con las comunidades autónomas para que puedan establecer
sus propios procesos reductivos, con la idea de que cada comunidad pueda
gestionar sus instituciones y competencias.
Ante esa solicitud, que coincide con la de
otros gobiernos autonómicos, el Gobierno ha hecho aparecer el peor de los
términos que se puede utilizar en unas circunstancias como las que vive el
país: o el mando único sigue en manos del ejecutivo por lo menos un mes más,
como hasta ahora, o el caos.
Ante esa disyuntiva y la afirmación
gubernamental de que no hay plan B para lo planteado, es de todo punto
imprescindible que unos y otros se pongan de acuerdo para no seguir dando ante
el mundo el peor de los espectáculos. Hasta ahora esa función la estaba ofreciendo la derecha extremada y la
extrema derecha, cuyo cerrilismo sí puede conducir al caos, sobre todo si los
hasta ahora socios del Gobierno dejan de serlo.
Ni el Gobierno puede amenazar con el caos,
teniendo la posibilidad de seguir contando con sus aliados vascos y catalanes, ni el PNV ni Esquerra
Republicana pueden jugar esta partida vital para España pensando en las urnas
venideras, sobre todo por parte de los independentistas catalanes, demasiado
pendientes y dependientes de su pugna electoralista con JxCat.
Sólo nos falta, después de soportar a la
oposición más nefasta que se pueda imaginar en una crisis como lo que nos
afecta, que el Gobierno y quienes lo han apoyado hasta ahora ofrezcan una
segunda parte del esperpento, amenazando con el caos los unos y debiéndose los
otros a necios intereses nacionalistas.
Hay mucho más en juego aquí y ahora, señorías, pero parece que no tienen ustedes luces para el entendimiento global de un problema descrito con decenas de miles muertos. A los fallecidos por el virus deberían considerarlos como suyos porque para algo están donde están.
DONDE COMIENZA LA CIVILIZACIÓN
DdA, XVI/4486
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