Félix Población
Los datos que se tienen es que la mataron en Auschwitz, se llamaba Czeslawa Kwoka y tenía esos ojos, sobre todo esos ojos. A Czeslawa le clavaron una inyección de fenol que silenció su corazón de catorce años.
Czeslawa provenía de una aldea del sudeste de Polonia, ocupada por los nazis para establecer una colonia alemana. Czesława Kwoka fue una de los 230.000 niños y jóvenes menores de 18 años, entre 1.300.000 personas, que fueron deportados a Auschwitz-Birkenau entre los años 1940 y 1945. Dejó de tener nombre en Auschwitz para ser el número 26.947 El triángulo rojo y la P en el interior de su camisa la identifica como prisionera política.
Su mirada la captó el fotógrafo del campo, su compañero Wilhelm Brasse, fallecido en 2012, después de que un guardia golpeara a la adolescente con un palo por no entender sus órdenes. La herida de los labios es por eso reciente. La herida de los ojos es mucho más honda pues nos lo dicen todo como si fueran dos gritos húmedos de miedo y rabia.
Para recordar a Czeslawa 75 años después de su asesinato, la artista brasileña Marina Amaral dio color a ese imagen y frescura a las heridas de esa boca y esa mirada. Fue como si con el color cobraran aún más intensidad los ojos de Czeslawa. Nos perforan desde el fondo del tiempo y deberían presidir todas las escuelas del mundo.
No encontraremos mejor aprendizaje para el porvenir que recapacitar en esa mirada y enarbolarla, si fuera preciso. No hay mejor bandera contra las que empuña el odio del ultranacionalismo palingenético (Roger Griffin), fundamento clave en la formación del fascismo, que estos días atrás se ha asomado a las calles y ya tiene asientos en el Parlamento de la nación.
Demasiados asientos y demasiada propaganda en los medios como para no hacer ondear ya la bandera de los ojos de Czeslaswa entre quienes sientan la vida. El fascismo es la muerte, nos gritan esos ojos.
Los datos que se tienen es que la mataron en Auschwitz, se llamaba Czeslawa Kwoka y tenía esos ojos, sobre todo esos ojos. A Czeslawa le clavaron una inyección de fenol que silenció su corazón de catorce años.
Czeslawa provenía de una aldea del sudeste de Polonia, ocupada por los nazis para establecer una colonia alemana. Czesława Kwoka fue una de los 230.000 niños y jóvenes menores de 18 años, entre 1.300.000 personas, que fueron deportados a Auschwitz-Birkenau entre los años 1940 y 1945. Dejó de tener nombre en Auschwitz para ser el número 26.947 El triángulo rojo y la P en el interior de su camisa la identifica como prisionera política.
Su mirada la captó el fotógrafo del campo, su compañero Wilhelm Brasse, fallecido en 2012, después de que un guardia golpeara a la adolescente con un palo por no entender sus órdenes. La herida de los labios es por eso reciente. La herida de los ojos es mucho más honda pues nos lo dicen todo como si fueran dos gritos húmedos de miedo y rabia.
Para recordar a Czeslawa 75 años después de su asesinato, la artista brasileña Marina Amaral dio color a ese imagen y frescura a las heridas de esa boca y esa mirada. Fue como si con el color cobraran aún más intensidad los ojos de Czeslawa. Nos perforan desde el fondo del tiempo y deberían presidir todas las escuelas del mundo.
No encontraremos mejor aprendizaje para el porvenir que recapacitar en esa mirada y enarbolarla, si fuera preciso. No hay mejor bandera contra las que empuña el odio del ultranacionalismo palingenético (Roger Griffin), fundamento clave en la formación del fascismo, que estos días atrás se ha asomado a las calles y ya tiene asientos en el Parlamento de la nación.
Demasiados asientos y demasiada propaganda en los medios como para no hacer ondear ya la bandera de los ojos de Czeslaswa entre quienes sientan la vida. El fascismo es la muerte, nos gritan esos ojos.
PS. Léase: Artículo de Rosa María Artal: Mañana será tarde:
"España no puede seguir así. Se están traspasando todos los límites, hay alarma social –menos incluso de la que debería- y el gobierno legítimo debe actuar con firmeza".
EL MANIFIESTO DE "INTELECTUALES" AL QUE
SE REFIERE BOSCH SE PUBLICÓ EN EL DIARIO
ABC, EL MISMO PERIÓDICO QUE FUE PROGOLPISTA
DESDE LA INSTAURACIÓN DE LA SEGUNDA
REPÚBLICA ESPAÑOLA (VÉASE HEMEROTECA),
DE AHÍ LO ATINADO DE SU COMENTARIO:
DdA, XVI/4510
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