lunes, 25 de mayo de 2020

LOS MIL DEL NEW YORK TIMES, CON TRUMP JUGANDO AL GOLF


Félix Población 
En el que está a punto de dejar de ser -si no lo ha dejado de ser ya- el país más poderoso de este planeta, la pandemia del virus de la corona arroja al día hoy casi cien mil personas fallecidas, con más de millón y medio de contagios confirmados entre su población. 
Mientras esto ocurre, el presidente de la Casa Blanca está dando constancia de por qué en aquella inmensa nación se puede llegar a ser el máximo mandatario con muy pocas luces y menos vergüenza, y tener, además, la chulería de exhibirlas en un asunto tan grave como una pandemia, la mayor que ha sufrido nuestro mundo en un siglo. 
Con tantos dislates en su haber cada vez que Trump comparece ante los medios, y después de que el propio epidemiólogo de la Casa Blanca hiciera notar que aquel gobierno pudo haber evitado miles de muertes con sólo imponer la cuarentena una semana antes, nos llegó una noticia periodística de gran calado mediático.
La primera página de ayer del New York Times formará parte destacada de la historia del periodismo mundial por una doble razón. No será por haber sido el primer periódico en publicar la lista de un millar de fallecidos por la pandemia -ya lo hizo antes O Globo en Brasil-, sino por un sumario bajo el titula que le da a la página contenido de editorial: They Where Not Simply Names. They Where Us. (No es simplemente una lista de nombres. Ellos eran nosotros). 
El diario, en efecto, no se limita a citar nominalmente a a ese millar de muertos repartidos por todos los estados de aquella nación, sino que también anota una breve frase que resume sus vidas y con ello humaniza también sus nombres y su memoria. 
La segunda razón, digna asimismo de tener en cuenta, es que esa primera del rotativo neoyorkino con su lista de nombres representando a toda la ciudadanía aparece mientras la máxima autoridad del país juega al golf en un club de Virgina. Es de esperar que esta coincidencia colme de ignominia la presidencia de ese individuo en la Casa Blanca. ¿O aún puede ir más allá?

       DdA, XVI/4508        

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