Don Ramón Espinar, exsenador por Podemos, ha tenido a bien escribir ayer en su cuenta de twitter lo que sigue: "Siempre fue un debate vivo si para combatir el mal hay que usarlo. Usar webs de intoxicación desde un partido en el gobierno no solo es una práctica aberrante en la derecha. El papel (constitucional) de los medios de comunicación es mucho más serio que eso. Qué pena da todo".
El firmante, aunque no lo cita, alude al medio en el que tengo el gusto de colaborar, La Ultima Hora, sin que en dicho medio se me haya encomendado otra función que no sea la de expresarme con la libertad e independencia propia del pensamiento y la profesionalidad que siempre he creído mantener y valorar como indeclinables. Esa misma libertad e independencia han sido las que a lo largo de muchos años me ha mantenido al margen del oficio, o con frecuentes problemas para ejercerlo con una cierta continuidad, según puedo acreditar si fuera menester.
Que un nuevo medio de reciente aparición haya tenido la deferencia de solicitar mi colaboración, me obliga a responder al agravio que el comentario de Espinar comporta, por sentirme parte de ese medio: "Seguramente tenga una buena tasación su comentario, don Ramón, en el mercado de los medios de comunicación donde la capacidad de intoxicar es nula y la independencia plena -como este país comprueba cada día-, pero déjeme decirle que mis comentarios en la que considera usted web de intoxicación no los compra nadie porque, hasta la fecha, nunca los puse en venta ni pienso hacerlo, obviamente, a las alturas de mi edad y condición".
Añado a lo escrito que no espero contestación de quien algún día mereció por mi parte un cierto respeto, cuando toda la intoxicación mediática iba dirigida al partido en el que creo sigue militando el señor Espinar, no se si con carácter tóxico o con cinismo crítico.
El firmante, aunque no lo cita, alude al medio en el que tengo el gusto de colaborar, La Ultima Hora, sin que en dicho medio se me haya encomendado otra función que no sea la de expresarme con la libertad e independencia propia del pensamiento y la profesionalidad que siempre he creído mantener y valorar como indeclinables. Esa misma libertad e independencia han sido las que a lo largo de muchos años me ha mantenido al margen del oficio, o con frecuentes problemas para ejercerlo con una cierta continuidad, según puedo acreditar si fuera menester.
Que un nuevo medio de reciente aparición haya tenido la deferencia de solicitar mi colaboración, me obliga a responder al agravio que el comentario de Espinar comporta, por sentirme parte de ese medio: "Seguramente tenga una buena tasación su comentario, don Ramón, en el mercado de los medios de comunicación donde la capacidad de intoxicar es nula y la independencia plena -como este país comprueba cada día-, pero déjeme decirle que mis comentarios en la que considera usted web de intoxicación no los compra nadie porque, hasta la fecha, nunca los puse en venta ni pienso hacerlo, obviamente, a las alturas de mi edad y condición".
Añado a lo escrito que no espero contestación de quien algún día mereció por mi parte un cierto respeto, cuando toda la intoxicación mediática iba dirigida al partido en el que creo sigue militando el señor Espinar, no se si con carácter tóxico o con cinismo crítico.
DdA, XVI/4496
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