Del artículo publicado hoy en Cuarto Poder
Lo he dicho muchas veces: los que mandan intentan construir un escenario donde el Estado de necesidad se convierta en Estado de excepción. Volverán los viejos dilemas y, para cerrar el círculo, se nos obligará a elegir entre el euro y las políticas de austeridad. Los plazos no se alargarán demasiado y pronto nos encontraremos que retornan los problemas de la deuda soberana y la necesidad de un ajuste permanente que, según el gobernador del Banco de España, nos llevará al año 2030. Es decir, dos décadas perdidas y una inserción cada vez más subalterna en la Europa alemana. Hablar de reconstrucción económica y social del país obliga a hacerlo en serio. Estamos ante la enésima operación para continuar con el mismo modelo de acumulación, pero con peores condiciones productivas, tecnológicas y sociales. Nuestras élites económicas, empresariales y políticas –la trama- lo que quieren realmente es mandar a cualquier precio pactando con los grades poderes internacionales y garantizando que cumplirán las sagradas reglas de la Unión Económica y Monetaria.
Resumiendo: 1) Estamos ante una batalla política de grandes dimensiones que está comenzando; 2) El objetivo es Pedro Sánchez, ablandarlo, debilitarlo y obligarlo a cumplir las directrices de los poderes económicos. 3) Para que esto sea posible es necesario desestabilizar el gobierno y echar de él a Unidas Podemos. 4) El territorio del enfrentamiento lo marcará, como siempre, la Unión Europea. 5) La movilización de la derecha es subalterna, sin un proyecto propio de país y al servicio del bloque de poder hegemonizado por el capital financiero.
Hay un silencio atronador. Las bases sociales y políticas de la izquierda están desmovilizadas, carecen de referentes claros y no tienen relaciones orgánicas con el gobierno del PSOE/UP. Las clases populares, los intelectuales críticos, los jóvenes, las mujeres no ven a este gobierno como algo propio, que merezca la pena defenderlo y dar la cara por él. La esperanza convive con el escepticismo y el temor de que, al final, este no sea realmente un gobierno comprometido con las mayorías sociales. ¿Qué es lo que hace falta? Proyecto y programa. Solo así se conseguirá el compromiso activo de los hombres y de las mujeres que quieren una sociedad más justa, democrática y solidaria, comprometida con la igualdad sustancial.
Pedirle al PSOE que organice la movilización social, que promueva el debate público y que favorezca la auto organización social parece excesivo; para Unidos Podemos es obligatorio, esté en el gobierno o fuera de él. Esta crisis, conviene volver al inicio, ha demostrado que las diferencias en el ejecutivo son sustanciales y que conviven en él proyectos contradictorios. La agudización de la crisis económico-social obligará a una definición clara y nítida. Pedro Sánchez ya no podrá mediar y deberá escoger aliados políticos y alianzas sociales. El margen para las maniobras tacticistas se está terminando, llegó la hora de la política a lo grande.
El dilema con el gobierno o contra el gobierno ya no define las dimensiones estratégicas del problema. Ahora de lo que se trata es de con el gobierno, pero más allá. Eso ¿qué significa?: primero, reforzar la autonomía del proyecto de Unidos Podemos, bajo el principio de a más unidad, más independencia estratégica. Segundo, hay que reforzar la definición programática de UP, elaborando un decálogo de ideas-fuerza que expresen con claridad y precisión el proyecto de España que defendemos. Tercero, hay reforzar la organización de UP, creando una formación política de nuevo tipo que organice comités unitarios a todos los niveles, que favorezca la unidad de acción y que permita el debate plural y abierto. Cuarto, hay que reforzar los vínculos sociales, reinsertarse en los territorios e implicarse activamente en el conflicto social.
El momento es excelente para tomar decisiones. Nada de pesimismo; en la realidad ya existen las condiciones para construir un bloque social alternativo. Lo que hace falta es saber a dónde se va, qué es lo que viene e ir más allá de una política exclusivamente centrada en la gestión gubernamental y en el trabajo parlamentario. Si algo demuestra la experiencia de UP en el gobierno es que necesita la implicación y la complicidad de actores y movimientos sociales. En los próximos meses esto será aún más importante.
DdA, XVI/4508
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