No cupo en el film de Amenábar "Mientras dure la guerra" nada de lo que fue Miguel de Unamuno antes de 1936 -por lo que su personalidad queda huérfana de su propia biografía-, pero unamunianos de pro como mi estimado colega Félix Maraña nos lo recuerda hoy a propósito del virus de la corona borbónica, que ocupó y ocupa la Jefatura del Estado. Solo una subordinación a la vigencia de esa corona en España puede ser el motivo de que al don Miguel de Amenábar se le haya privado de su radical oposición a la monarquía y a la dictadura de Primo de Rivera, por la que fue desterrado. Dice Maraña:
"Este señor y paisano mío, Miguel de Unamuno y Jugo de las Siete Calles, de quien todo el mundo habla sin haberlo leído, y que era para don Antonio Machado guía moral y filosófica, se pasó seis años en el exilio, para denunciar a viva voz y por escrito la corrupción y todo tipo de atropellos que el jefe de Estado de su país, Borbón para más señas, cometía contra los españoles. Los españoles, por demás, aplaudían y se ponían de rodillas al paso de su comitiva. Cada vez que, en mi mocedad, hablaba yo de estas cosas a algunos historiadores que iban para arriba en la escala social, tosían un poco y echaban a correr. Unamuno, con apenas un puñado de ciudadanos dignos, como Artemio Precioso, Eduardo Ortega y Gasset, Rodrigo Soriano, Blasco Ibáñez, Carlos Esplá, J. Sánchez Guerra, Eduardo López de Ochoa y Portuondo, es decir un puñado de ciudadanos, se mantuvo ahí, en el pueblo vecino de Hendaya, gritando contra el corrupto y su jefe de gobierno, Primo de Rivera, borrachito como su colega, hasta la caída de éste, y el regreso para alentar la República. En artículos, libros y entrevistas, clamaron contra el Borbón y su cuadrilla. Ahí está la revista "Hojas Libres", donde Unamuno dibujó al Borbón como era, una tropelía. La próxima vez que algún pelota, historiador, periodista o político, se atreva a recordarnos los favores que ha hecho el Borbón a España, o su campechanía, le pegó una patada. Le daré a elegir democráticamente la intensidad de la patada y su región preferida. Viva la Republica!".
DdA, XVI/4436
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