Félix Población
Hasta la fecha, cuando llevamos
ya diez días en estado de alarma, todavía no he leído una noticia fiable y
global del número de fallecidos que se ha registrado hasta ahora en
las residencias para mayores de nuestro país*. Mucho me temo que si esto no está
siendo posible se deba a la misma razón por la que no se tomaron en su día las
prevenciones obligadas y oportunas ante un virus que -con Italia como precedente- afectaba especialmente a nuestros
mayores: los recortes en servicios sociales derivados de anteriores gobiernos y la falta de diligencia del actual para reparar a tiempo en ello.
Digo esto porque, además de esas residencias en las que murieron decenas
de ancianos y en las que la Unidad Militar de Emergencia llegó a encontrar los
cadáveres de algunos internos, hubo centros que bien pueden servir de ejemplo
de un trabajo encomiable por parte del personal responsable de los mismos. Cito
al respecto el caso de una en Estella, Navarra, en la que no se ha
registrado un solo contagio porque quienes ejercen allí su labor tomaron la
iniciativa a tiempo de confinarse con los ancianos. Lo mismo ocurrió en otra residencia
de Murcia, en la que su plantilla laboral hizo lo propio, antes incluso de la
aplicación del decreto gubernamental.
Acabo de leer una breve entrevista en el
diario El País con el filósofo italiano Nuccio Ordine, autor de dos libros más
que recomendables, La utilidad de lo inútil y Clásicos para la vida (ed.
Acantilado), glosados ambos hace un tiempo en este modesto DdA. Ordine se refiere a lo que puede ocurrir en Estados Unidos
con la pandemia del Covid-19. Allí un test cuesta más de 2.000 dólares, señala, de modo que si el virus se extiende pueden fallecer todos aquellos ancianos privados de sanidad pública.
Tal como proclama Trump, la economía prima sobre todas las cosas, como como en principio parecía entender
también el premier inglés Boris Johnson, esto es, que los fuertes sobrevivan y
fallezcan los débiles, a modo de selección nacional darwiniana, en palabras de Ordine.
La idea de Johnson, la de Trump o la de su vicegobernador en Texas, equivale
en cierto modo a una selección de la raza, como el nazismo. De ahí que este
último apele al deber patriótico de que los ancianos puedan preferir el sacrificio de sus vidas antes que el hundimiento económico del país.
Entiende Ordine que la política
neoliberal ha descuidado los pilares de la dignidad humana. Las declaraciones de los mencionados sujetos lo demuestran hasta el punto de que uno no pueda evitar malos pensamientos (a lo Lagarde) acerca del origen del virus que está causando la muerte en soledad de la senectud (senecticidio), que en España es nada menos la generación que levantó al país después de una guerra y posguerra atroces. ¿Tendremos memoria para tener en cuenta, después de que la hayamos perdido, cómo y por qué la hemos perdido?
*Escrito el artículo, nos llega la primera información: más de 1. 500 fallecidos.
*Escrito el artículo, nos llega la primera información: más de 1. 500 fallecidos.
DdA, XVI/4446
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