Félix Población
Tres noticias nos han llegado estos días en relación con la más grave crisis sanitaria que vive el planeta desde hace mucho tiempo. Las tres se centran en la Unión Europea, que parece afectada no sólo por esa crisis sino por la que puede derivarse de la falta de entendimiento entre los países del norte y del sur.
Por un lado, el pasado jueves, y ante la idea de poner en marcha un plan Marshall que reactive la economía -según el presidente de nuestro Gobierno, con el apoyo de Francia, Italia y Portugal-, Holanda y Alemania -también Austria- se muestran reacios a una intervención masiva. Los países del norte no están dispuestos, con vistas a recuperar la normalidad industrial, económica y social del continente una vez se supere la pandemia, a que los enormes costes de la crisis sanitaria sean compartidos entre todos los Estados que forman parte de la Unión Europea.
La segunda noticia tiene su origen en una de esas naciones que no se muestra proclive a la solidaridad europea. Frits Rosendaal, jefe de epidemiología clínica del Centro Médico de la Universidad de Leiden, situada en el sur de Honalda, ha dicho: "En Italia, la capacidad de las UCI se gestiona de manera muy distinta [a Holanda]. Ellos admiten a personas que nosotros no incluiríamos porque son demasiado viejas. Los ancianos tienen una posición muy diferente en la cultura italiana".
Por esas palabras debemos interpretar que lo ocurrido en muchas residencias españolas, en donde han fallecido más de 1.500 ancianos, fuera lo más acertado para el modelo de gestión holandés. O sea, que nuestro sentimiento de consternación ante semejante senecticidio -por carencia de medios para evitarlo-, tal como lo sentimos y creemos como seres humanos mientras lo sigamos siendo, está de más para el mencionado sujeto.
La tercer noticia la encontramos en el discurso del ministro de Finanzas holandés en la conferencia de prensa que siguió al Consejo Europeo. Según este caballero, la Comisión Europea debería investigar a países como España, que dicen que no tienen margen presupuestario para lidiar con los efectos de la crisis causada por el por el coronavirus, a pesar de que la zona euro ha estado creciendo durante siete años consecutivos.
Si en circunstancias tan excepcionales y tan críticas como las que estamos viviendo, en las que una pandemia puede afectar a toda Europa, Holanda en este caso muestra actitud tan mezquina y repugnante -palabras del primer ministro portugués, uno de los países menos afectados por el Covid-19-, más vale que con Francia, Portugal, Italia y Grecia nos planteemos lo que ya hizo el Reino Unido.
Escuchar la Novena Sinfonía de Beethoven como himno de la Unión Europea en estos casos resulta de una vomitiva hipocresía. Y no escuchar en defensa de la postura del Gobierno español a los patrioteros del Partido Popular y Vox, más.
Por esas palabras debemos interpretar que lo ocurrido en muchas residencias españolas, en donde han fallecido más de 1.500 ancianos, fuera lo más acertado para el modelo de gestión holandés. O sea, que nuestro sentimiento de consternación ante semejante senecticidio -por carencia de medios para evitarlo-, tal como lo sentimos y creemos como seres humanos mientras lo sigamos siendo, está de más para el mencionado sujeto.
La tercer noticia la encontramos en el discurso del ministro de Finanzas holandés en la conferencia de prensa que siguió al Consejo Europeo. Según este caballero, la Comisión Europea debería investigar a países como España, que dicen que no tienen margen presupuestario para lidiar con los efectos de la crisis causada por el por el coronavirus, a pesar de que la zona euro ha estado creciendo durante siete años consecutivos.
Si en circunstancias tan excepcionales y tan críticas como las que estamos viviendo, en las que una pandemia puede afectar a toda Europa, Holanda en este caso muestra actitud tan mezquina y repugnante -palabras del primer ministro portugués, uno de los países menos afectados por el Covid-19-, más vale que con Francia, Portugal, Italia y Grecia nos planteemos lo que ya hizo el Reino Unido.
Escuchar la Novena Sinfonía de Beethoven como himno de la Unión Europea en estos casos resulta de una vomitiva hipocresía. Y no escuchar en defensa de la postura del Gobierno español a los patrioteros del Partido Popular y Vox, más.
DdA, XVI/4448
No hay comentarios:
Publicar un comentario