jueves, 5 de marzo de 2020

¿AFECTARÁ A JUAN CARLOS DE BORBÓN EL CORINNA VIRUS?



Félix Población

Debatían ayer los tertulianos de un determinado canal de televisión sobre la cuenta secreta del rey emérito y solo Ignacio Escolar dijo lo que cuadraba anotar a propósito de la gravedad de la noticia. Que una información de ese carácter no haya abierto ayer las portadas de los diarios españoles, como ocurrió a cuatro columnas en el prestigioso diario Tribune de Geneve, denota el canguelo del periodismo español ante la durante varias décadas muy idolatrada figura del monarca. 

Hoy, el mismo periodista que ayer hacía una observación tan pertinente, se pregunta en su artículo algo no menos obvio: si don Juan Carlos de Borbón regala 65 millones de dólares (el periódico citado habla de dólares) a su amantísima Corinna, ¿qué magnitud puede tener en nuestros días la fortuna del rey emérito después de tantos años al frente de la Jefatura del Estado? 

La cuenta millonaria (100 millones) estaba en la Banca Mirabaud, asentada en un paraíso fiscal, a nombre de una supuesta fundación cuyo único beneficiario era el señor Borbón, según la información facilitada por la fiscalía suiza. La transferencia procedió del rey de la dictadura saudí, se supone que como comisión por la línea de AVE entre Medina y La Meca. 

Tras el escándalo cinegético de Botsuana, en donde el cazador real se rompió la cadera estando en compañía de su amantísima, la banca suiza invitó a don Juan Carlos a darse el piro por la escandalera que hizo al rey pedir disculpas antes las cámaras. Fue entonces cuando el señor Borbón transfirió 65 millones de euros (leemos hoy) a su amantísima  y uno más a otra señora menos amantísima con toda seguridad. Al parecer, según doña Corinna, se trataba de un regalo por los cuidados dispensados al soberano cuando estaba mal de salud.

Señala Escolar en su artículo de hoy que un país democrático no se debería permitir que quien fuera Jefe del Estado y actualmente recibe 194.232 euros al año de todos nosotros, haya juntado presuntamente una fortuna como la que cabe inferir con regalos a sus amantes de ese tenor, regalos que en el caso que nos ocupa, para más inri, parecen proceder de la dictadura del entonces coronado rey Abdulah bin Abdulaziz al Saud.


TODO CAMBIA PARA QUE TODO PERMANEZCA IGUAL
Goti del Sol

"Manolín, cuatro días, esto dura cuatro días". El tío Ramón era un optimista, habitual oyente de La Pirenáica y la emisión en castellano de Radio París, que trataba de insuflar su estado de ánimo a mi padre. Era Ramón Argüelles un reputado profesional de la sastrería con taller en la calle de la Trinidad, enfrente de los Jardines de la Reina. En los buenos días de verano, con la ventana abierta, podía escuchar como cuatro mujeres de avanzada edad despotricaban de lo lindo contra el Régimen, la escasez de tráfico rodado permitía esta acústica. Lo hacían acomodadas en un banco, bautizado como el "de los acusaos". Generalmente llevaban la voz cantante la suegra de Paco Ignacio Taibo, que poseía un alto registro vocal, y mi bisabuela Isabel, madre del sastre. Esta había acuñado un término para nombrar al general ferrolano; "Patuques" era como ella se refería al designado por la gracia de Dios. Aquellas venerables ancianas no llegaron a ver el final de la dictadura como sí lo hizo el tío Ramón, que incluso llegó a ilusionarse con la victoria socialista del 82. Pero, de haber llegado a conocer estos tiempos confusos, para conocer los entresijos comerciales del Emérito tendría que recurrir a la información proveniente del extranjero ya que, al igual que en aquellos de la emisora que nunca estuvo instalada en los Pirineos, los grandes medios tradicionales de estas Españas no proporcionan noticias sobre el asunto. Todo cambia para que todo permanezca igual.

               DdA, XVI/4426             

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