Redacción La Voz de Asturias,
Un colectivo cultural vive desde abril del año pasado en el Palacio de Ronzón, en la que fuera la casa de la familia Bernaldo de Quirós en el municipio de Lena.
La pretensión de la veintena de personas era desarrollar un proyecto de
centro social abierto y autogestionado, toda vez que impulsar la
actividad en el medio rural. Sin embargo, la iniciativa tiene los días
contados. Tras el juicio celebrado a mediados de junio de 2019 tras la
denuncia presentada por la Fundación propietaria, el juez dictaminó el desalojo del inmueble habitado por «okupas» y ahora ha llegado la orden que les da como plazo máximo para dejar la Casona el 22 de enero.
Hace años otro grupo, la Asociación Escanda,
ocupó el Palacio de Ronzón, pero tras detectarse daños estructurales en
el inmueble como consecuencia de las obras de la Variante de Pajares
tuvieron que dejarla. Adif
tuvo que hacerse cargo de la reforma de la Casona e invertir 600.000
euros en su adecuación, tras lo cual la Fundación Ronzón, propietaria de
la misma, planteó diversos proyectos para su aprovechamiento que nunca
se llevaron a efecto. Después de casi una década vacía, el pasado abril
los miembros de «El Palaciu de Ronzón» inauguraban un nuevo proyecto con
el objetivo de desarrollar talleres, ponencias y actividades
relacionadas con el medio rural, fomentando el autoconsumo y el
ecologismo. Unas semanas después la Fundación Ronzón denunciaba la
ocupación dispuesta a acudir a la vía judicial, juicio que se celebró
finalmente el 18 de junio contra María Riikonen, quien reconoció haber
ocupado la Casona.
Miembros del colectivo «El Palaciu de Ronzón» manifestaban este lunes sentirse «muy tristes y desolados»
por tener que desalojar la Casona en la que han vivido y que han
arreglado durante todos estos meses, «pero no podemos hacer más porque
no cabe recurso», comentaba una de las integrantes, que considera «una
pena» que tengan que dejar «un espacio abierto como centro social» y que
podía impulsar la «repoblación rural».
«A la gente se le llena la
boca con la recuperación del medio rural, pero después tenemos que
dejarlo cuando lo estábamos recuperando de forma autónoma», comentan
desde el colectivo, que estos días se ha movilizado difundiendo por el
municipio de Lena el desalojo al que están obligados pese a que el
inmueble «estuvo vacío y sin uso diez años. La Fundación Ronzón no hace nada con la Casona pero tampoco permite que lo haga nadie», reprocha «El Palaciu de Ronzón». Según señalan desde el colectivo, en
estos meses no sólo han desarrollado actividades para abrir el espacio,
también han puesto trabajo y esfuerzo en reparar lo deteriorado por la
falta de actividad, como el sistema de calefacción o la instalación
eléctrica, entre otros arreglos que no pueden cuantificar económicamente
porque lo van haciendo los propios integrantes del colectivo. «Le damos
vida y la mantenemos como si fuera nuestra casa», aseguran a la vez que
indican que «ante una Fundación con tanto poder no podemos hacer nada».
DdA, XVI/4378
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