Félix Población
Un exetarra sin enmienda, esto es, sin haber pedido perdón por sus crímenes de sangre, da una conferencia en un centro universitario del País Vasco. La portavoz del Partido Popular en el Congreso de los Diputados sigue oficiando de portacoz afirmando que el actual momento político es más complejo que cuando ETA mataba en 1978. Finalmente, una organización sin nombres ni rostros -como no sea el de un afamado entrenador de fútbol, apologeta de la monarquía absolutista de Qatar-, organización a la que se la conoce por Tsunami Democrètic, amenaza con movilizaciones en el Camp Nou para la fecha en que se disputa el partido de fútbol en la cumbre mundial entre el Barcelona y el Real Madrid. Estas tres noticias son cosa de estos días, cuando el presidente del Gobierno en funciones trata de lograr los apoyos correspondientes en el Congreso para ser investido y lograr por fin que quienes más votos han logrado en el conjunto de España por dos veces consecutivas, la izquierda, gobiernen de una vez. Es natural que las victimas del terrorismo etarra se indignen con la presencia de uno de sus ejecutores en una sede universitaria. Igualmente lo es que esas mismas víctimas le reprochen a la marquesa de Casa Fuerte su miseria moral por estimar más complejas las circunstancias políticas actuales que las que se vivieron en plena oleada de asesinatos por parte de ETA, cuando tan hondas fueron las heridas que esa vesania criminal dejó entre quienes perdieron a sus seres queridos. En cuanto a los del tsunami democrátic, los mismos que en su día causaron graves trastornos entre sus conciudadanos intentando bloquear el aeropuerto de Barcelona y cortando la autopista AP-7 que comunica con Francia, no deberían jugar a las barricadas con el mayor espectáculo del mundo y el que más público y pasiones concita en Cataluña. Podría salirles el tiro por la culata, sobre todo si se considera que Pedro Sánchez también ha citado a JxCat para los que los políticos hagan lo que deben hacer -incluidos Torra y Puigdemont- siempre y ante todo: hablar y entenderse. Para eso, bien es cierto, sobran portavoces como la portacoz Cayetana Álvarez de Toledo, cuyo papel en su partido parece ser el de recordarnos que Vox es una escisión del Partido Popular.
DdA, XV/4362
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