miércoles, 13 de noviembre de 2019

LOS MOTIVOS DEL ACUERDO DE COALICIÓN


Alejandro Álvarez

El acuerdo que acaban de anunciar Sánchez e Iglesias pone de manifiesto las mentiras que había usado el candidato del PSOE para negarse a un acuerdo con Unidas Podemos tras las elecciones del 28 de abril. Antes aludía a que los dos grupos "no sumaban" y, por tanto, no era posible (ahora suman menos pero sí es posible); tras las elecciones europeas, con Sánchez crecido, Iglesias era un escollo insalvable (ahora no plantea ningún veto); en julio las diferencias sobre temas de estado, como el asunto de Cataluña, eran demasiado grandes (ahora es posible aceptar lo que antes era imposible); en septiembre Sánchez no podría dormir con ministros de Unidas Podemos en el gobierno (hoy lucía una gran sonrisa de satisfacción por el acuerdo); etc.
Todas esas mentiras no eran más que disculpas para ir a nuevas elecciones, una decisión que los estrategas de Sánchez (Iván Redondo, sobre todo) habían tomado justo después de las elecciones europeas, según han manifestado algunos periodistas muy bien informados, pues tales estrategas estaban convencidos de que una repeticion electoral situaría al PSOE en torno a los 145-150 diputados y debilitaría sustancialmente a Unidos Podemos, un objetivo político bien conocido en el PSOE, que siempre quiso anular a cualquier fuerza política a su izquierda, como hizo González con la IU de Anguita. Para ese objetivo, si Felipe usó a Nueva izquierda, Pedro Sánchez pretendió hacer lo mismo y con el mismo objetivo con el partido de Errejón, del que se pretendía que sustituyera a Podemos y fuera una fuerza subsidiaria del PSOE, utilizable cuando fuera necesario.
Por otra parte, en ese momento seguramente pensaron que una parte del voto de Ciudadanos, enrocado en la negación y con pactos con la extrema derecha, iría a parar al PSOE, lo que fue otro elemento que los convenció de que se produciría ese aumento electoral sustantivo.
Pero todos los cálculos y objetivos de Redondo y los estrategas del PSOE fracasaron estrepitosamente, dándoles una lección de humildad y obligándoles a aceptar ese pacto lógico que estuvieron negando durante seis meses. Ni el PSOE ganó escaños, ni hubo cambio de votos de C,s al partido socialista sino a VOX (lo que supuso otro estrepitoso fracaso que los hace culpables de que en el Parlamento haya 52 diputados de extrema derecha), ni Errejón desplazó a Pablo Iglesias ni Unidas Podemos se debilitó como Redondo y Sánchez llegaron a creer, quizá por un exceso de vanidad propia y de desprecio hacia el electorado de izquierda que no vota al PSOE, un desprecio que no comparte una parte de los y las votantes del partido socialista, como se puso de manifiesto en la celebración delante de la sede del PSOE.
Estos fracasos son las verdaderas razones que explican el cambio radical de Pedro Sánchez y la ejecutiva del PSOE. Bienvenido sea, pero hay que lamentar que esa estrategia electoralista irresponsable y fallida haya sido la causante de que ahora la unión de UP-POSE sume 10 diputados menos y que la extrema derecha tenga 28 diputados más, algo que debe preocuparnos, no solo por esa suma en sí (muy inquietante), sino por el efecto de arrastre en discurso y posición política de las otras derechas.
Lo sucedido demuestra que el PSOE solo acepta acercarse a la izquierda y pactar con ella si esta tiene fuerza para imponérselo. Esperemos que tanto para los votantes como para las direcciones políticas lo sucedido constituya una lección para el futuro.

                      DdA, XV/4337                      

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