Félix Maraña
Ha llegado un momento en que las
encuestas, que nacieron para pulsar la opinión, se utilizan para
dominarla, con manipulación y esmero. Las noticias no son los programas
electorales, sino los resultados de esta o aquella encuesta. Las
noticias no son lo que se debate, sino cómo iban vestidos o vestidas los
debatientes. Las encuestas hacen protagonistas de los medios de
Comunicación a los dueños de las Casas de Encuestas. Si los ciudadanos
ya saben, antes de ir a votar, cuáles
serán los resultados, ¿a qué van a ir a votar, si las Casas de Encuestas
ya lo han decidido? Lo siento por mis amigos sociólogos, pero las
encuestas no pueden suplir a la Democracia. Las encuestas no fortalecen
la Democracia, sino los dividendos de los dueños de las Casas de
Encuestas. Que aparezcan en TV diciéndonos, con descaro, que hacen
correcciones (sic) a los datos, que cocinan en plan estrellas Michelin,
debería hacernos pensar si lo que está en crisis grave no sólo son las
ideas y los valores, sino la Democracia misma.
DdA, XV/4332
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