miércoles, 9 de octubre de 2019

LO BANDAZOS DE SÁNCHEZ O EL PELIGRO DE ESTAR EN MANOS DE UN MERCENARIO


Alejandro Álvarez

Sánchez anda desnortado por culpa del tacticismo de Redondo, un tacticismo que apunta al fracaso. Y la falta de una estrategia clara, así como la pérdida de orientación política (es lo que tienen ponerse en manos de un mercenario) le están generando a Sánchez un estrés que lo lleva a mirar un día a la derecha y otro a la izquierda (con el peligro de dislocarse el cuello), dependiendo de lo que le diga su asesor áulico a partir de los datos que cada día recolecta en su despacho de Moncloa.
Hace no mucho, Redondo debió de asegurarle a Sánchez que la apuesta por Errejón sería valiosa para sus intereses y él, sin criterio propio, apoyó con halagos al pupilo de Carmena. Pero ahora los datos deben decirle a Ivancito que los votantes de Unidos Podemos se resisten a cambiar de palo y que Más País (¿qué será eso de Más País?) a quién más votos puede robar es al PSOE. Y mientras hace unos días Sánchez decía que “hay diferencias muy notables de cómo entienden la política Errejón e Iglesias” (y alababa que Errejón ofreciese los votos gratis a Gabilondo en Madrid para que llegase a un acuerdo con C,s), ayer mandó a Adriana Lastra ponerse dura con Errejón, y ella, sin masticarlo, soltó sobre él: “Forma parte del lío de Podemos… Son dos fundadores del partido que se pelean. Son gente [a la] que solo le interesa el poder y poco cómo favorecer el interés de las personas”. ¿En qué quedamos? ¿No es para quedarse ojiplático?
Por otra parte, hace también pocos días, a Redondo debió de parecerle muy buena idea para conquistar a la “España cautelosa” un lema tan aznarista y de VOX como “Ahora, España” (recordad que el lema coincide con uno de la Fundación Franco), acompañado de la amenaza de aplicar el 155 en Cataluña a nada que los independentistas se atrevieran a mirarle de frente. Debió de pensar en aquel momento que para debilitar a Unidas Podemos ya estaba Errejón y, por tanto, su cliente Pedro debía centrarse en lograr los votos del extremo centro de C,s. Pero los datos deben de decirle ahora a Iván que aquella táctica no estaba siendo productiva pues, además de que Errejón le robaba votos al PSOE, UP seguía manteniendo o mejorando su posición. Y entonces el asesor áulico lanzó a Sánchez a la arena durante el fin de semana para robar el programa de Unidas Podemos, y, cargado con un saco de promesas destinadas a seducir (¿“embaucar”?) a los votantes de la izquierda que se le estaban yendo, sacó del mismo ofertas sobre las pensiones, las reformas, los alquileres, el salario mínimo,… El problema es que unos votantes, los del “extremo centro” de C,s, estaban todavía digiriendo aquel lema tan atractivo para ellos y este nuevo plato que les sirvió Sánchez les revolvió un poco el estómago, dejándolos empachados; y otros votantes, los de izquierdas, no habían superado todavía las náuseas que les produjo aquella embestida anzariano/franquista del lema y el 155, y esta nueva ración no pueden tragarla de ninguna de las maneras.
En unos días veremos la sentencia del “Procés” y entonces Redondo Sánchez tendrá (y aprovechará) otra ocasión para servir otra gran bandeja llena de patriotismo rancio. Y luego, vendrá otra de izquierdismo falso. Yo lo veréis.
Hace años dijo Lola Flores, dirigiéndose a aquella multitud que la vitoreaba y le deslucía la boda de Lolita: “Si me queréis, irse”. Hoy habría que recomendar a la ciudadanía: “Si queréis a Pedrito, no le votéis. Libradlo de ser el pelele de Redondo”. Un hombre que carece de criterio propio y tiene que seguir siempre el que le dictan, “nunca vive en deliçio”, es decir, contento, como dijo hace ya cinco siglos Areúsa, la inteligente pupila de Celestina. Así que no votar a Sánchez está convirtiéndose en una opción virtuosa, casi en una iniciativa liberadora para el pobre Pedrito.

                 DdA, XV/4300                

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