viernes, 4 de octubre de 2019

LA ESTRATEGIA DE EXCITAR VÍSCERAS Y AGITAR BANDERAS


Alejandro Álvarez

¿Os acordáis de cuando el PP usaba estatuto catalán, el cava catalán y la lengua catalana para ganar votos en el resto del estado aunque fuera a costa de perderlos en Cataluña? Pues el asesor áulico Iván Redondo, hacedor de la estrategia de Pedro Sánchez, debe de estar pensando (tiene que justificar el sueldazo que se le paga) que para facilitar el aturdimiento de la gente y excitar las vísceras de la “España cautelosa” es bueno incrementar el ruido, por un lado, y ondear las banderas de la patria, por otro. Y ha encontrado el punto de unión de esos dos objetivos en la situación catalana.
El ruido y las banderas están garantizados con las detenciones de esos “supuestos” terroristas y el anuncio de la posible aplicación del 155 si los independentistas no “condenan de manera absoluta y rotunda cualquier violencia, incluida la que viene de su propio espacio independentista” (Sánchez dixit). Y el ruido y la exhibición de banderas se incrementarán con la Sentencia del Tribunal Supremo sobre el Procés. Esto provocará una división en el campo de juego electoral entre los “malos” (independentistas) y los “buenos” (quienes estén contra ellos). No puede haber más de dos equipos y solo se jugará a lo que Iván/Sánchez ha dictado: la unidad de España, “ahora, España”, ese lema tan aznariano o de VOX, que lo mismo da. Por eso, no sorprende que en el guión se establezcan los pasos siguientes para evitar que otros equipos quieran jugar a otra cosa. Y así, don Pedro/Redondo ya ha dicho que para esa aplicación (la del 155), “si se materializa, tenemos que aparcar las diferencias partidarias en un momento preelectoral como el que estamos viviendo y pensar en lo que nos une, que es España”. Y, al oírlo, Rivera y Casado debieron de salir pitando a poner una denuncia para exigir el copyright.
Con semejante estrategia electoral, el PSOE se ha tragado, sin tomarse siquiera un poco de bicarbonato, la antigua estrategia de Aznar de convertir a Cataluña en granero de votos fuera de ella y, por tanto, se ha puesto a competir en el campo de Casado y Rivera, robándoles el terreno de juego, por lo que ambos, para recuperar espacio propio, tienen que moverse hacia el extremo, invadiendo el que tenía reservado para sí Vox, que se ha puesto a dar codazos para echarlos.
Pedro/Redondo pretende así excitar las vísceras y fomentar el aturdimiento pero también impedir que el partido electoral se desarrolle en otros terrenos de juego, para él secundarios, como esos otros campos tan dañinos para la patria (léase CEOE, IBEX35, Eléctricas, Círculo Mercantil, Blackstone, etc.) o embarrados por los deseos intervencionistas del mercado propuestos por esos extremistas de izquierda que hace 15 días eran su “socio preferente”, a saber, subidas de pensiones, educación pública, sanidad pública, regulación alquileres, mejora de leyes laborales a favor de los trabajadores, derogar ley mordaza, subida de impuestos a los ricos, recuperación del dinero entregado a la banca, lograr igualdad de género, reducción de la desigualdad económica, avances en políticas ecológicas, etc. Alguna demagogia y/o mentira dirá sobre alguno de estos aspectos para no dejar solos en ese campo a los de “extrema izquierda” de UP, pero sin demasiado énfasis, solo para neutralizar como buenamente pueda ese posible partido que pretenden los “extremistas”.
Esa llamada a rebato, como la que hacían las campanas de los pueblos, para centrar la mirada de la ciudadanía en el incendio catalán tiene consecuencias desastrosas para el futuro de la unidad de la patria, pero, como en su día hizo Arriola/Rajoy, el nuevo tándem de Moncloa cree que preocuparse de eso es de mentes pacatas de medio y largo plazo que no se han enterado que lo importante es un buen relato, un buen cuento para ganar hoy las elecciones y que mañana sea lo que dios quiera.
No debería olvidarse que esa estrategia alimenta también las vísceras de quienes están en la ribera independentista, que, seguramente, echarán leña en el fuego para avivar el incendio. 

                  DdA, XV/4295                

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