¿Os acordáis de cuando el PP usaba estatuto catalán, el cava catalán y
la lengua catalana para ganar votos en el resto del estado aunque fuera a
costa de perderlos en Cataluña? Pues el asesor áulico Iván Redondo,
hacedor de la estrategia de Pedro Sánchez, debe de estar pensando (tiene
que justificar el sueldazo que se le paga) que para
facilitar el aturdimiento de la gente y excitar las vísceras de la
“España cautelosa” es bueno incrementar el ruido, por un lado, y ondear
las banderas de la patria, por otro. Y ha encontrado el punto de unión
de esos dos objetivos en la situación catalana.
El ruido y las
banderas están garantizados con las detenciones de esos “supuestos”
terroristas y el anuncio de la posible aplicación del 155 si los
independentistas no “condenan de manera absoluta y rotunda cualquier
violencia, incluida la que viene de su propio espacio independentista”
(Sánchez dixit). Y el ruido y la exhibición de banderas se incrementarán
con la Sentencia del Tribunal Supremo sobre el Procés. Esto provocará
una división en el campo de juego electoral entre los “malos”
(independentistas) y los “buenos” (quienes estén contra ellos). No puede
haber más de dos equipos y solo se jugará a lo que Iván/Sánchez ha
dictado: la unidad de España, “ahora, España”, ese lema tan aznariano o
de VOX, que lo mismo da. Por eso, no sorprende que en el guión se
establezcan los pasos siguientes para evitar que otros equipos quieran
jugar a otra cosa. Y así, don Pedro/Redondo ya ha dicho que para esa
aplicación (la del 155), “si se materializa, tenemos que aparcar las
diferencias partidarias en un momento preelectoral como el que estamos
viviendo y pensar en lo que nos une, que es España”. Y, al oírlo, Rivera
y Casado debieron de salir pitando a poner una denuncia para exigir el
copyright.
Con semejante estrategia electoral, el PSOE se ha
tragado, sin tomarse siquiera un poco de bicarbonato, la antigua
estrategia de Aznar de convertir a Cataluña en granero de votos fuera de
ella y, por tanto, se ha puesto a competir en el campo de Casado y
Rivera, robándoles el terreno de juego, por lo que ambos, para recuperar
espacio propio, tienen que moverse hacia el extremo, invadiendo el que
tenía reservado para sí Vox, que se ha puesto a dar codazos para
echarlos.
Pedro/Redondo pretende así excitar las vísceras y
fomentar el aturdimiento pero también impedir que el partido electoral
se desarrolle en otros terrenos de juego, para él secundarios, como esos
otros campos tan dañinos para la patria (léase CEOE, IBEX35,
Eléctricas, Círculo Mercantil, Blackstone, etc.) o embarrados por los
deseos intervencionistas del mercado propuestos por esos extremistas de
izquierda que hace 15 días eran su “socio preferente”, a saber, subidas
de pensiones, educación pública, sanidad pública, regulación alquileres,
mejora de leyes laborales a favor de los trabajadores, derogar ley
mordaza, subida de impuestos a los ricos, recuperación del dinero
entregado a la banca, lograr igualdad de género, reducción de la
desigualdad económica, avances en políticas ecológicas, etc. Alguna
demagogia y/o mentira dirá sobre alguno de estos aspectos para no dejar
solos en ese campo a los de “extrema izquierda” de UP, pero sin
demasiado énfasis, solo para neutralizar como buenamente pueda ese
posible partido que pretenden los “extremistas”.
Esa llamada a
rebato, como la que hacían las campanas de los pueblos, para centrar la
mirada de la ciudadanía en el incendio catalán tiene consecuencias
desastrosas para el futuro de la unidad de la patria, pero, como en su
día hizo Arriola/Rajoy, el nuevo tándem de Moncloa cree que preocuparse
de eso es de mentes pacatas de medio y largo plazo que no se han
enterado que lo importante es un buen relato, un buen cuento para ganar
hoy las elecciones y que mañana sea lo que dios quiera.
No
debería olvidarse que esa estrategia alimenta también las vísceras de
quienes están en la ribera independentista, que, seguramente, echarán
leña en el fuego para avivar el incendio.
DdA, XV/4295
No hay comentarios:
Publicar un comentario