lunes, 21 de octubre de 2019

EL DERECHAZO DE SÁNCHEZ

Alejandro Álvarez

Cualquier observador objetivo dirá que los ejes esenciales del régimen del 78 (modelo económico, monarquía, bipartidismo,…) sufren una crisis de la que no se sabe todavía el desenlace, pero en la que sí se ven con claridad los movimientos fundamentales de los diversos actores que pretenden salvar y recomponer esos ejes del régimen. Es la virtud que tienen estas situaciones de cambios y de inestabilidad: permiten ver con más nitidez las posiciones en el tablero político, pues cuando las aguas se mueven se puede ver con más claridad la dirección del río y es más difícil mantener el engaño sobre el sentido de la marcha que lleva la barca que cada uno conduce.
Es lo que le está pasando ahora a Pedro Sánchez, aquel que recuperó la secretaría general del PSOE podemizándose al grito de “Somos la izquierda”. Aquella estrategia, dirigida por su gurú, Iván Redondo, tenía una finalidad bien clara: seducir a la afiliación que veía con muy malos ojos el felipismo reencarnado en el susanismo. Y le dio resultado. Luego, tras el regalo de la investidura contra Rajoy que le hicieron Unidas Podemos y Pablo Iglesias, a Sánchez comenzaron a vérsele pronto los elementos centrales de lo que serían sus objetivos políticos fundamentales: acabar con Unidas Podemos o, al menos, reducirla a una dimensión irrelevante políticamente, y recomponer el régimen del 78. Para ello Iván Redondo (ex-asesor de Albiol o Monago), le recomendó mantener las apariencias en el discurso: mostrarse como de izquierdas y tender puentes con quienes habían votado a Unidas Podemos para atraerlos de nuevo a la casa madre, el PSOE. Entre tanto, sin embargo, iba olvidando aspectos políticos importantes que había negociado con Unidas Podemos (ley mordaza, reforma laboral, impuestos a los ricos, lista de defraudadores, listado de inmatriculaciones, vivienda y alquileres, actualización de pensiones con el IPC por ley…), olvidos o abandonos que reflejan muy bien qué intereses defiende. Estas contradicciones, no obstante, las fue soslayando sin dificultad con la ayuda de los medios de comunicación, que las orillaban o las olvidaban, y con la pantomima de la negociación en la que llamaba “socio preferente” a UP, mientras se dirigía prioritariamente a PP y C,s.
La estrategia destinada al engaño de una parte de los electores de UP funcionó en las elecciones de abril y mayo, y el PSOE dio un buen bocado electoral a Unidas Podemos. Todo le indicaba al tándem Redondo-Sánchez que, con el apoyo del IBEX35, CEOE y demás poderes, una tercera ronda electoral (y si se añadía a Errejón, mejor aún) sería suficiente para lograr el objetivo de “liquidar” el peligro que suponía Unidas Podemos para él y para los poderes económicos. Además, el tándem de Moncloa seguramente pensó que con la previsible situación de tensión en Cataluña, el miedo y la inestabilidad favorecerían el voto al PSOE. Contaban, asimismo, con que la pantomima de la negociación, que solo pretendía “culpabilizar” a UP del fracaso de la formación de un gobierno progresista, conseguiría su propósito. Y la maquinaria para acabar con Unidas Podemos y con Pablo Iglesias se puso a funcionar a pleno rendimiento.
Acabar con la izquierda para poder competir con la derecha fue la nueva estrategia. Y para ello derechizó el mensaje (“Ahora, España”) para disputar el mismo espacio en el que se mueven PP, C,s y VBOX y, sobre todo, fue olvidando las propuestas que pueden molestar a la CEOE, el IBEX35, o el Círculo de Empresarios. Ello explica los cambios de posición sobre aspectos muy importantes y muy clarificadores de la posición política que se asume: los impuestos a los ricos, la reforma laboral, la regulación de las pensiones por ley según IPC, la ley mordaza, la regulación de alquileres, la lista de defraudadores, los bienes inmatriculados por la Iglesia, etc.
Hay, seguramente, dos motivos para explicar esa deriva derechizadora de Sánchez: por un lado, porque el PSOE no quiere quitar el sueño a los señores de la CEOE, del IBEX35 o del Círculo de Empresarios; por otro, porque los votantes de Unidas Podemos se muestran más resistentes de lo que pensaba el tándem Redondo-Sánchez y seguramente habrá que pensar en una coalición con el PP si Ciudadanos se hunde, hipótesis harto probable. Entre tanto, los medios del sistema siguen alimentando el miedo, la inseguridad y el aturdimiento para movilizar la “España cautelosa” y para que luego sea más fácil hacerles digerible a los votantes del PSOE la solución de la “grosse” coalición con el PP si fuera necesaria. Lo harán “por responsabilidad de Estado” y “por el bien de España y de los españoles”.

                         DdA, XV/4313                        

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