domingo, 29 de septiembre de 2019

YA ESTÁ CLARO: SI PARA SÁNCHEZ EL REY ES LA REPÚBLICA, EL IBEX SERÁ LA IZQUIERDA

Alejandro Álvarez

Resulta difícil no ver a Pedro Sánchez como el instrumento que usa Iván Redondo para desplegar su creatividad literaria, como si este quisiera dejar constancia, a través de su títere, de que él es un creador a la altura de Valle-Inclán. Y su cliente, Pedro Sánchez, inconsciente de su papel, se deja llevar por los caminos que aquel le dibuja lanzando figuras literarias como si estuviera describiendo la realidad con lenguaje científico, unívoco, preciso.
En la “altura” de Nueva York debió de ver Redondo una buena ocasión para tal despliegue literario y lanzó al ruedo a su cliente armado con hipérboles para vencer al malvado y extremado Iglesias que amenazaba sus sueños, o con oxímoron para abrazar a un tiempo la monarquía y los valores republicanos que acabaron con ella. No debió de pararse a pensar Redondo, ansioso de llenar de figuras el relato, que las personas a las que iba destinado su relato tienen memoria y que, al escuchar el cuento que pone en boca de su cliente, Sánchez podría ser visto como un personaje esperpéntico como el Max Estrella de Valle Inclán, pero despojado de la altura trágica y simbólica del personaje valleinclanesco y, por tanto, convertido en un títere sin mollera.
¿Aspirará Iván Redondo a imitar la hazaña literaria de Valle-Inclán, pero, carente de la genialidad del autor de los esperpentos, termina simplemente construyendo un títere sin sustancia? Resulta difícil, si no es así, explicarse que un día le mande a Sánchez “contar” que se equivocó tildando de “populista” a Podemos, que luego le hiciera decir que Unidas Podemos era “socio preferente” y que ahora, arrastrado quizá por el vértigo que da ver la pequeña España desde la altura de los rascacielos neoyorkinos, llegara a la hipérbole de calificar a esta fuerza política como un partido de “extrema izquierda” que viene a socavar los muros de la patria suya.
No contento con endilgarle a Sánchez en la mollera aquella hipérbole, Redondo le dictó un oxímoron que dejará huella en los tratados de retórica. “La monarquía parlamentaria que representa Felipe VI recuperó los valores republicanos”, dijo Sánchez con el guión de Redondo. Y creó una nueva forma de organización política del Estado, todavía en estado de definición, no se sabe si monarquía republicana o república monárquica. Y aportó también con ello un ejemplo de oxímoron que desplazará al socorrido “silencio atronador” de los manuales retóricos. Quizás esa confusión en la que está metido el presidente interino explique que identifique los valores de la izquierda con los del IBEX35 y que no duerma tranquilo pensando que las tan extremadas gentes de Unidas Podemos pudieran estar en el gobierno y prefiera dejarlos fuera para que duerman tranquilos los empresarios.
A uno va pareciéndole ya que o a Redondo “se le está yendo la olla”, como dicen los jóvenes, o ha cogido un gusto malsano a mover sin concierto armónico los hilos de su pelele. Y ese uso perverso de su monigote para contar sus relatos está dejando desconcertados a los votantes del PSOE, pues, ¿quién va a votar para presidir un gobierno que tiene que decidir sobre pensiones, economía, educación, sanidad, impuestos, dependencia, memoria histórica, industria,… a un muñeco que se ha convertido en el instrumento de las aspiraciones literarias de un individuo, Iván Redondo, al que le gusta demasiado contar “cuentos”? ¿A que da un poco de repelús pensar en votar una cosa así?


                    DdA, XV/4290                

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