Errejón y su redactora-jefe de programa, que "no lo ha desarrollado" porque con el del PSOE ya vale.
Alejandro Álvarez
Antes de que la candidatura de Errejón saltara a la palestra electoral
podría pensarse que para una buena parte de la izquierda el campo
político se había dividido en dos grupos bastante nítidos a lo largo de
ese proceso un tanto bufo de la investidura fallida: por un lado, los
que se habían posicionado del lado de Ana Patricia Botín, el IBEX35, la
CEOE, el Círculo Empresarial, etc. Ahí están con claridad
el PP, C,s, Vox y algunos otros de igual factura; y también ahí se
había posicionado el PSOE aunque había hecho malabarismos para
disimularlo hasta que Pedro Sánchez lo dejó claro: le producía insomnio
solo pensar que hubiera en el gobierno ministros de UP, que podrían
molestar al poder económico. Del otro lado estaba Unidas Podemos, con
esas exigencias en materia laboral, fiscal, mercantil (luz,
alquileres,…), que eran pequeñas y muy poco revolucionarias pero que
disgustaban a Ana Patricia Botín, el IBEX35, la CEOE, el Círculo
Empresarial, etc., y a todos sus instrumentos: PSOE , PP, C,s, Vox y
algunos otros de igual factura.
Sin embargo, la candidatura de Errejón (no digo Más País porque pocos sabrían de qué hablo) ha introducido un emplasto que salva al PSOE, pues, al ligarse a él, el errejonismo lo vuelve a situar en un espacio político continuo no separado de la izquierda. La verdad es que es difícil no ver a Errejón jugando el papel de nube celestial que difumina las diferencias, o el del segundón de los equipos ciclistas que sale a ayudar al jefe de equipo para que no se despegue del grupo, o el de plancha metálica que se pone en las calles para tapar un socavón, uniendo ambos lados de la zanja. Con Errejón como emplasto difuminador de los límites, los espacios políticos vuelven a verse como áreas continuas imprecisas, no separadas por zanjas político-ideológicas y, así, el agujero que se había abierto entre la derecha política y económica (con el PSOE en ese carro) y la izquierda de Unidas Podemos se rellena con material esponjoso para que sobre él pueda moverse sin hacerse daño Ana Patricia Botín y los suyos. Ahora veréis cómo de lo que se trata es de tapar esa oquedad abierta entre los defensores del mercado a ultranza (PSOE , PP, C,s, Vox y algunos otros de igual factura) y quienes quieren introducir ciertos límites, nada extremistas ni revolucionarios, como es Unidas Podemos. Y en esa labor ya veréis qué buen papel hace Errejón. Si no, al tiempo.
Sin embargo, la candidatura de Errejón (no digo Más País porque pocos sabrían de qué hablo) ha introducido un emplasto que salva al PSOE, pues, al ligarse a él, el errejonismo lo vuelve a situar en un espacio político continuo no separado de la izquierda. La verdad es que es difícil no ver a Errejón jugando el papel de nube celestial que difumina las diferencias, o el del segundón de los equipos ciclistas que sale a ayudar al jefe de equipo para que no se despegue del grupo, o el de plancha metálica que se pone en las calles para tapar un socavón, uniendo ambos lados de la zanja. Con Errejón como emplasto difuminador de los límites, los espacios políticos vuelven a verse como áreas continuas imprecisas, no separadas por zanjas político-ideológicas y, así, el agujero que se había abierto entre la derecha política y económica (con el PSOE en ese carro) y la izquierda de Unidas Podemos se rellena con material esponjoso para que sobre él pueda moverse sin hacerse daño Ana Patricia Botín y los suyos. Ahora veréis cómo de lo que se trata es de tapar esa oquedad abierta entre los defensores del mercado a ultranza (PSOE , PP, C,s, Vox y algunos otros de igual factura) y quienes quieren introducir ciertos límites, nada extremistas ni revolucionarios, como es Unidas Podemos. Y en esa labor ya veréis qué buen papel hace Errejón. Si no, al tiempo.
DdA, XV/4289
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