Félix Población
Después de que la última reunión entre Sánchez e Iglesias se saldara con la peor de la noticias -la de de que no hay acuerdo entre ambos a la hora de formar gobierno-, una encuesta del CIS advierte a los líderes del PSOE y Podemos que la mayoría de los españoles prefiere un gobierno de coalición formado por el Partido Socialista y Unidas Podemos.
Iglesias coincide con esa mayoría, mientras que Pedro Sánchez valora más al 22,4 por ciento de ciudadanos que se decanta por un gobierno en solitario del PSOE. Esto es lo que hay al día de hoy, y como la diferencia no parece mucha frente al 26,4 por ciento favorable a lo primero, la llamada guerra del relato se inició ayer mismo a la salida de la entrevista entre Sánchez e Iglesias. Uno y otro van a disentir abiertamente a la hora de exponer sus diferencias.
La señora Lastra hizo ayer todo lo posible para que se filtrara a los medios la simpleza de que Pablo Iglesias basó toda su estrategia en el empeño de que para que las negociaciones prosperasen era condición sine qua non que él fuera vicepresidente del próximo gobierno. Desde el partido morado se ha respondido rotundamente que eso es una falacia, cuyo objetivo no es otro que tratar de dañar -tratar de seguir dañando como hasta ahora- el carisma político de quien es el indiscutible líder de la izquierda alternativa en este país, cuya personalidad y contrastada inteligencia política no se avienen con semejante sandez.
Posiblemente asistamos en lo sucesivo a todo tipo de argucias para hacer mediáticamente verosímil que la culpa del fracaso de estas conversaciones, o las que vengan, recaiga en Pablo Iglesias. Para ello cuenta el Partido Socialista con una cobertura peridística manifiestamente servicial. Pero también tiene algo muy importante en contra el PSOE: las sucesivas traiciones a su programa electoral a lo largo de sus muchos años en el poder.
Debería ser ya hora de que todas ellas le empiecen a pesar tanto al partido como su actual secretario general, tan dados a cuentacuentos como demuestra la maldita hemeroteca más inmediata. Ya se que las encuestas dicen otras cosas, pero también podrían equivocarse.
DdA, XV/4223
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