lunes, 8 de julio de 2019

GRECIA YA TIENE LO QUE MERECE. ¿LO TENDRÁ ESPAÑA?

Lazarillo

Decía Pedro Olalla antes de la celebración de las elecciones en Gracia: "Si, este domingo –después de nueve años de documentado expolio y de incuestionable destrucción de la economía, la sociedad y la soberanía griega–, los votantes vuelven masivamente a “confiar su salvación” a los mismos partidos que han estado ejecutando ciegamente los planes europeos de “rescate” a favor de los acreedores, en contra de la Constitución y de las conquistas históricas de la humanidad salvaguardadas por el Derecho Internacional, e incluso por encima de la supervivencia de los deudores; y si una alternativa política seria y disidente, con argumentación solvente frente a todas estas prácticas –como es el caso de EPAM–, no consigue siquiera merecer un escaño en el parlamento desde el que poder denunciar abusos y hacer oír verdades, perderé definitivamente la esperanza en la recuperación de Grecia en las próximas décadas y perderé también, a mi pesar, la confianza en la virtud política de los griegos para gestionar democráticamente su destino".
La Nueva Democracia de Kyriakos Mitsotakis ha ganado las elecciones por un 39,78% de los votos, una victoria arrolladora que le permitirá gobernar en solitario gracias al bono de 50 diputados, todavía vigente, que entrega el sistema electoral griego al vencedor. Los conservadores se han impuesto en la mayoría del país, como sucedió en las europeas, lo que confirma que la opinión de los griegos es uniforme: el país quiere un cambio.
"A partir de hoy -sostiene mi estimado amigo Pedro Olalla- que nadie (excepto el insignificante porcentaje que votó en contra de los memoranda) se queje de lo que suceda en Grecia, pues la inmensa mayoría de votantes han vuelto a dar un cheque en blanco a los mismos políticos para que sigan actuando en la misma -demoledora- dirección.
De nada ha servido el análisis argumentado de los hechos, de nada ha servido la denuncia valiente de los abusos, de nada ha servido la experiencia de casi una década de degradación, ni aunque haya sido en propias carnes.
¿Memoria de pez? ¿Síndrome de Estocolmo? ¿Cobardía? ¿Desidia? ¿Acaso interés y mezquindad?
Ahora los votantes (me resisto a llamarlos ciudadanos) han dado fundamento para poder decir en adelante, con impotencia y con tristeza, que Grecia tiene lo que se merece."


La hormiga, que odiaba al escarabajo, votó a favor del insecticida. Murieron todos. Incluido el grillo, que votó en blanco.

                      DdA, XV/4220               

No hay comentarios:

Publicar un comentario