sábado, 8 de junio de 2019

HISTORIA RADICAL DEL MUNDO PARA OTRO MUNDO POSIBLE*



Félix Población

Neil Faulkner, investigador de la Universidad de Bristol y editor de las revistas Military Times y Current Acheology, cuenta con una bibliografía tan destacable como De los neandertales a los liberales. Una historia marxista del mundo (Pasado&Presente, 2014) y La revolución rusa. Una historia del pueblo, publicada por esa misma editorial en 2017. Con ambos títulos no ha de extrañar que no se considere un historiador desinteresado, puesto que dice compartir con Karl Marx la idea de que la historia de todas las sociedades existentes hasta ahora es la historia de una lucha de clases. Y también comparte con Marx la idea de que "aunque los filósofos se han limitado a interpretar el mundo, lo que importa es cambiarlo". 

Para el autor de este intenso y atrayente estudio**, cuya lectura aconseja calma y detenimiento tanto por su contenido como por su extensión (casi 700 páginas), la historia se crea y recrea continuamente por la acción humana colectiva y consciente. Defiende Faulkner que las luchas del pueblo común, que en ocasiones se transforman en revoluciones de masas, son las que conducen el proceso histórico. 

En este libro se hace una aproximación a la historia que enfatiza la acción, la contingencia  y la existencia de alternativas. Se hace un acercamiento que rechaza la idea de que la guerra y el imperio son inevitables, que no hay alternativa al mercado y que la codicia, el abuso y la violencia son universales. La cita de Marx vuelve a ser obligada en este sentido: "Los seres humanos hacen su propia historia, pero no a su libre arbitrio, en circunstancias elegidas por ellos mismos, sino en las que los rodean y les han sido legadas por el pasado. O sea, que no está predeterminado el curso de la historia, que sus resultados no son inevitables, dado que pueden derivar en diferentes direcciones según lo que hagan los seres humanos. 

Es aconsejable leer esta obra como una sucesión de breves ensayos analíticos, sin que sea preciso hacerlo siguiendo el índice cronológico. Estamos ante una historia de lucha, revolución y cambio social. La historia es un arma, con dos versiones. Por una parte está la versión de los potentados y por otra la que corresponde al pueblo. Según Faulkner, en el entendimiento de la forja del pasado radica el modo de empoderarnos para cambiar el futuro, algo que tanto sentido tiene en España ante el flagrante desconocimiento de nuestra memoria democrática y la orfandad que en esta materia afecta a las jóvenes generaciones educadas a lo largo de los últimos cuarenta años de democracia borbónica. 

La historia que nos ofrece este autor es, por un lado, una historia de la ambición y violencia, pero también la de la resistencia y la solidaridad. En resumidas cuentas, lo que Neil Faulkner nos explica es que en muchas circunstancias de nuestro pasado histórico fue preciso construir una sociedad totalmente distinta para conseguir una vida mejor. "Una historia radical del mundo" nos muestra que la mayoría tiene el poder de cambiar el mundo.


El índice a seguir de esa historia parte de los primeros cazadores-recolectores y agricultores-pastores para pasar a las primeras sociedades de clase dirigidas por autócratas que combinaban los papeles de dios, sacerdote, juez y caudillo. Después el autor se centra en los antiguos imperios, con la revolución democrática griega que colocó el poder político en poder de los ciudadanos comunes y creo la base para los mayores logros culturales del mundo antiguo. 


El fin de la antigüedad, con el incipiente mundo medieval, trabajo consigo la herencia de las tradiciones culturales de los imperios antiguos, con los caudillos alemanes y árabes disfrazados de emperadores romanos, bizantinos y persas. Más adelante, los imperios de la época medieval actuaron, como los de la antigüedad, como obstáculos para el desarrollo social del ser humano. En ese mismo periodo histórico estudia Faulkner el feudalismo en Europa, dentro de un mundo de elites militares en competencia, en el que afloraría una nueva clase de granjeros, artesanos y comerciantes -la clase media- que desafiaría al gobierno de los señores feudales.

Un capítulo muy interesante es el que el autor dedica a la primera oleada de revoluciones burguesas entre los años 1517 y 1660, desencadenadas por las reformas religiosas que se iniciaron a principios del siglo XVI y que dieron lugar a luchas sociales y políticas que transformarían el mundo: el Renacimiento, la Reforma, el imperio otomano, el imperio español, la Contrarreforma, la revolución neerlandesa, la Guerra de los treinta años, la revolución inglesa.

Prosigue esta Historia radical del mundo con la Europa absolutista y la globalización capitalista, entre 1666 y 1775. A una elevada demanda de productos básicos correspondía una elevada demanda de esclavos. Se analiza la Francia absolutista, el capitalismo mercantilista en Holanda y Gran Bretaña, la esclavitud, las colonias y el racismo, un mundo de Estados guerreros y de imperios en competición, para continuar -entre 1775 y 1815- con la segunda oleada de revoluciones burguesas, marcada por la que tuvo lugar en Francia, impulsada desde abajo por la acción de las masas como todas las revoluciones.

La investigación se detiene a continuación en la expansión del capitalismo industria (1750-1850), a partir de la revolución industrial en Gran Bretaña, creadora de la clase trabajadora industrial. Al siguiente capítulo lo titula Neil Faulkner La era de sangre y hierro (1848-1898), con la sublevación india, el risorgimento italiano, la guerra civil en estados Unidos, la unificación de Alemania y la Comuna de París entre otros apartados.

Al escribir sobre imperialismo y guerra (1873-1918), el autor analiza la etapa en que el imperialismo vivió una lucha por las colonias, con una creciente tensión internacional y un notable incremento de gasto en armamento que desembocaría en la primera guerra mundial y lo que Faulkner denomina "caída en la barbarie". Acto seguido corresponde estudiar la oleada revolucionaria (1917-1928), con la revolución bolchevique como catalizador de una gran revuelta general que puso fin a la primera gran guerra y casi acabó con el sistema capitalista que la había originado, según el autor.

Entre 1929 y 1939 toca estudiar la gran depresión, que polarizó la política europea al tiempo que los obreros luchaban por detener al fascismo en el viejo continente, tras los felices años veinte. Obviamente, un apartado al que el autor dedica el correspondiente es el de la Guerra Civil española, tras el que dedicará todo el siguiente capítulo a la segunda guerra mundial y a la guerra fría, entre 1939 y 1967. 

Considera Faulkner que desde 1968 a 1975, la revuelta popular masiva acercó al mundo a una revolución internacional más que en ningún otro momento desde la Revolución rusa, de ahí el titular de este capítulo: El mundo en llamas. El nuevo desorden mundial es el título del siguiente, en el que el autor asegura que el sistema nos está llevando al abismo, amenazados por pobreza, el fascismo, la guerra y la catástrofe climática, con una pregunta a modo de conclusión para el último capítulo del libro y los comienzos del siglo en curso: ¿La mayor crisis del capitalismo? 

Antes del epílogo, Faulkner dedica unos inquietantes apartados a la catástrofe climática que se avecina y al sigiloso crecimiento del fascismo, recordando para este último la definición de Trotski: movilización activa de polvo humano atomizado, en torno a un cóctel de extrema derecha en el que mezcla nacionalismo, racismo, sexismo y autoritarismo. Representa, en palabras del autor, la regresión a un periodo anterior a la Ilustración, un periodo anticientífico y ultra-reaccionario en su modo de pensar. La capitulación del centro liberal ante los imperativos del capital financiero proporciona el contexto político para el avance de la extrema derecha, contando a su favor con la debilidad de la izquierda después de cuarenta años de contrarrevolución neoliberal.

A la hora de establecer conclusiones al término de su obra y bajo el epígrafe de "Construir el futuro", entiende el autor que el cambio climático, la guerra y la pobreza están desmembrando nuestro mundo y son temas conectados entre sí porque forman parte  de un sistema de estados rivales y corporaciones. Su guía es la competencia para lograr el máximo beneficio. "La fábrica social -afirma- se está desgastando a través de una grotesca desigualdad. Las corporaciones han transformado los Parlamentos en teatros de marionetas. El Parlamento se ha convertido en caja de resonancia de los aullidos de las corporaciones. El 1 por ciento no va a rendir sus riquezas ni su poder. Ninguna élite en la historia lo hizo nunca. O acabamos con el gobierno de los ricos, os nacos y las corporaciones, el sistema de la crisis nos va a arrastra a la barbarie y a la destrucción de nuestro planeta".

Muy a tener en cuenta la diferencia que Faulkner establece entre el ariete fascista  del periodo de entreguerras, consistente en una explosión de violencia contra el movimiento obrero revolucionario, y el del fascismo disimulado de nuestros días, consistente en la implosión de una sociedad ya completamente desarticulada. Quizá, para no terminar con exceso de pesimismo su obra, el autor incluye en la conclusión de su libro cinco requisitos para transformar el apocalipsis en Jubileo: Comprender la necesidad de un cambio completo de sistema, comprender la necesidad del internacionalismo, comprender la centralidad de la clase trabajadora, construir una red de movimientos sociales de masas y de asambleas populares participativas que luchen contra el sistema y organizar a los revolucionarios en redes de activistas que conduzcan a un movimiento global revolucionario. Las apuestas históricas -enfatiza Faulkner- nunca fueron tan altas. Un mundo diferente es una necesidad histórica absoluta. Estamos ante la crisis quizá más seria de la historia de la humanidad.

*Reseña publicada en el número de junio de El viejo topo
*Una Historia radical del mundo, por Neil Faulkner. Editorial Pasado&Presente, Barcelona, 2019. 686 páginas

                             DdA, XV/4193                       

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