
Conveniente tener en cuenta este artículo de Manuel Vicent, publicado hoy en el diario El País, porque creo que esta debilitada y corrupta democracia borbónica tiene su kerkaporta y es muy posible que, como dice el columnista, por ese punto débil alguien llegue y nos la clave. Pero Vicent no sólo habla de España sino de Europa, protegida hasta ahora por las sólidas murallas del racionalismo republicano, pero también con su kerkaporta a merced del enemigo que puede acabar con todo el edificio democrático que se construyó en Occidente después de dos guerras mundiales con millones de muertos. Todos debemos tenerr en cuenta este artículo dentro de dos semanas delante de las urnas:
Manuel Vicent
Así cayó Constantinopla en 1453, por un simple descuido. La triple
muralla levantada por el emperador Teodosio se mostraba inexpugnable
ante el asedio del ejército otomano, pero un día unos soldados jenízaros
trataron de comprobar las fisuras que en el muro exterior habían
producido los impactos de los cañones y se encontraron con que alguien
imprevisiblemente había dejado abierta la kerkaporta, un paso
peatonal solo utilizado por los que regresaban tarde a la ciudad en
tiempos de paz. El ejército otomano se coló con sigilo en el recinto por
esa pequeña puerta, pasó a cuchillo a la población y en pocas horas
acabó con el último reducto del Imperio Bizantino junto con la cultura
romana de Oriente. La trágica lección de Constantinopla sigue vigente.
La herencia de Grecia, de Roma, del Renacimiento y del humanismo; la
conquista de los derechos políticos basados en la Revolución Francesa;
todo el edificio democrático que se construyó en Occidente después de
dos guerras mundiales con decenas de millones de muertos; el gran pacto
entre el capitalismo y el socialismo de los años cincuenta del pasado
siglo que promovió el mejor reparto de la riqueza, todo ese caudal de la
historia en que se funda Europa parecía estar protegido hasta ahora por
las sólidas murallas del racionalismo republicano, pero, como sucedió
en Constantinopla, también en la fortaleza europea por un exceso de
confianza la kerkaporta ha quedado abierta a merced del
enemigo. Hoy los jenízaros más peligrosos, que pueden penetrar por ella,
no son los inmigrantes ni el terrorismo yihadista, sino las huestes del
populismo de extrema derecha, que ya están dentro pudriendo las raíces
de la democracia. La lección de la caída de Constantinopla también te la
puedes aplicar a ti mismo. Por muy seguro que uno se sienta siempre hay
un punto débil e imprevisto por donde llega alguien y te la clava.
DdA, XV/4140
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