UNOS VERSOS DE LUIS CERNUDA PARA EL PUEBLO DE CORIPE

Félix Población

En un pueblo de Andalucía, región en la que dictadura fusiló a Federico García Lorca y Blas Infante, se ha ejecutado anteayer un fusilamiento simulado de quien fuera presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, representado en una figura de trapo. Durante el primer año triunfal de la dictadura (1940) se fusiló en carne y hueso a quien desempeñó ese cargo: Lluís Companys. 

Las imágenes han corrido por las redes y has sucitado todo tipo de comentarios, en su mayoría de indignación. Si hay un país en Europa donde un supuesto recurso a la sátira (eso dice el alcalde de esa localidad) no debe nunca utilizar como argumento una acción de ese género, ese es el nuestro, que fue víctima de una posguerra en la que los fusilamientos fueron masivos, y que hasta en el último año de la dictadura soportó  en silencio y sin resistencia cinco ejecuciones. A eso hay que añadir el terrorismo sufrido durante décadas en nuestra historia más reciente.

Ante el inadmisible y repugnate espectáculo exhibido en esa localidad andaluza, con presencia incluso de la policía municipal, las únicas palabras que se me ocurre recordar son las de uno de nuestro mejores poetas -también andaluz, como García Lorca- , por si pudieran servir de algo ante ignominias de esa laya. Decía Luis Cernuda en sus versos del Díptico español: 

La vida siempre obtiene
revancha contra quienes la negaron:
la historia de mi tierra fue actuada
por enemigos enconados de la vida.
El daño no es de ayer, ni tampoco de ahora,
sino de siempre. Por eso es hoy
la existencia española, llegada al paroxismo,
estúpida y cruel como su fiesta de los toros.

Un pueblo sin razón, adoctrinado desde antiguo
en creer que la razón de soberbia adolece
y ante el cual se grita impune:
muera la inteligencia, predestinado estaba
a acabar adorando las cadenas
y que ese culto obsceno le trajese
adonde hoy le vemos: en cadenas,
sin alegría, libertad ni pensamiento.

                    DdA, XV/4148